La mayoría desconocemos el motivo de nuestras acciones. Pasamos por la vida, por así decirlo, en piloto automático y rara vez pensamos en lo que nos lleva a hacer lo que hacemos, decir lo que decimos y pensar lo que pensamos. Hay una buena razón para ello: nadie quiere darse cuenta de que la motivación de nuestras acciones es el miedo. Estamos en modo de escape constante y pensar en eso, es insoportable.
Uno de los vecinos del edificio donde vivo está aterrorizado por su banco. Tiene una deuda terrible y el banco podría bloquear todos sus pagos y órdenes pendientes, cualquier día. Otro vecino está aterrorizado por la policía. Fue capturado manejando bajo la influencia del alcohol y teme que la policía venga a registrar su apartamento, pero sobre todo, teme que entre en su oficina con órdenes de registro y lo avergüence frente a sus compañeros de trabajo.
Todos somos así, tememos algo o mucho. Tenemos miedo de lo que la gente piense y diga de nosotros. Tememos por nuestros hijos en tantos niveles que ni siquiera podemos describirlo. Tememos al virus, tememos al clima, tememos a los terroristas, tememos que nos utilicen los compañeros o jefes y tememos por nuestro futuro y el futuro de nuestros hijos.
En resumen, sin saberlo, estamos entrelazados en una red de miedos que modela y determina nuestra vida en cada momento. Además, en esa red nos sentimos vivos, existimos. La presión que recibimos de todo lo que nos rodea, desde los minerales, pasando por las plantas y los animales, hasta la gente, nos hacen sentir este mundo y a nosotros mismos dentro de él.
Sin embargo, es un sentimiento negativo. Tenemos miedo de todo. Tratamos de disfrutar la vida, pero lo único que recibimos son presión del gobierno, del banco, del jefe, de los niños, del seguro, lo que sea. Estamos en un punto en el que nos consideramos felices si nada ni nadie nos molesta. Pero eso no es felicidad; es ausencia de sufrimiento.
No podemos dejar de temer; es la forma en que se construye el mundo y la forma en que estamos construidos. Sin embargo, podemos cambiar las cosas que nos asustan, lo que a su vez cambiará nuestros sentimientos
Somos seres que buscan placer. Tenemos miedo cuando sentimos que nos pueden lastimar o que no nos divertimos. Por eso, nuestro miedo lo determina el querer disfrutar. Si queremos disfrutar de otras cosas, además de lo que deseamos en este momento, tendremos miedo de cosas diferentes y nuestro enfoque y de hecho, todo nuestro mundo, cambiará en consecuencia.
El truco para salir del estado deprimente y triste de nuestra vida, es cambiar nuestro enfoque, de enfocarnos en nosotros mismos a concentrarnos en los demás. Ve a la madre concentrada en criar a sus hijos. Tanto las madres humanas como del reino animal dan un gran ejemplo del coraje y la fuerza que obtienen al cuidar a los demás, es decir, a sus crías.
Deberíamos aprenderlo. El amor de la madre es natural, pero amar a los extraños requiere entrenamiento y práctica y un amplio consenso social en el proceso. Es lo que necesitamos hoy y, desesperadamente. Necesitamos aprender a tener miedo de no preocuparnos por otros lo suficiente, de no dar lo suficiente. Nuestra presión debe ser la presión de las madres amorosas, la presión que crea vida, no la presión de los enemigos que quieren destruir a sus adversarios. Esta es la presión que sentimos ahora y nos está matando, a nosotros y al mundo en el que vivimos.
Estamos en un estado desesperado. Ni nuestro planeta ni la humanidad podrán soportar por mucho más tiempo, la presión negativa que ponemos unos en otros y en el medio ambiente. A menos que cambiemos nuestras preocupaciones y nuestro miedo de preocuparnos por nosotros mismos, a preocuparnos por los demás, nuestro enfoque egoísta traerá nuestra propia destrucción.
El miedo es una plata mental. Gracias por el comentario
¡Perfecto! Amar requiere mucha responsabilidad de nuestra parte. Realmente exige todo.
Totalmente de acuerdo!!! Así he vivido mi vida, buscando con cubrir mis miedos, inseguridades,i egoísmo. Porque por más que leo, estudio, práctico nuevas formas. Me doy cuenta que más alentó alounstruo estúpido y rabioso que m conoce como nadie (ego) y le pido al Espíritu Santo que solo El en unión del todo incluyendo mi vida podemos domesticarlo. Y lo creo. Cada instante se lo pido. Muchas gracias 🌹 Dios los bendiga grandemente 🙏🌹🙏