¿Recuerdas los días en que viajar era relajante y emocionante? Esos recuerdos se han visto desafiados en las últimas semanas por el caos en los aeropuertos del mundo, en particular en EUA y Europa. Una oleada de pasajeros de verano, ansiosos y que esperan desde el inicio de la pandemia para viajar, se enfrentan a la escasez generalizada de personal, debido al Covid-19 y ponen presión sobre los aeropuertos y las aerolíneas.
Los trabajadores de la industria de viajes, que alguna vez fueron considerados redundantes y que fueron despedidos, ahora son reacios a regresar a su trabajo, por los bajos salarios, la inseguridad y las malas condiciones laborales. Como resultado de la falta de recursos humanos en el mundo, miles de pasajeros han perdido llamadas de embarque y vuelos, esperan en colas de pesadilla y a menudo, su equipaje se retrasa o se pierde. Y por si no fuera suficiente, muchos miembros del personal, incluidos pilotos, protestan por la fatiga, el estrés y la escasez de personal. Dada la falta de mano de obra, las aerolíneas del mundo han cancelado miles de vuelos y se esperan muchas cancelaciones más en la temporada navideña.
Quien decidió iniciar la ola de despidos masivos en los días de la pandemia, también debería haber pensado en cómo reclutar y capacitar a nuevos trabajadores, cuando fueran nuevamente necesarios. Finalmente, la expectativa se conocía con mucha anticipación, pues decenas de miles ya hablaban de vacaciones en el extranjero, al día siguiente que se levantaran las restricciones, ¿por qué no se organizaron con anticipación para dar servicio?
El coronavirus nos acostumbró a una nueva calidad de vida, a trabajar en casa, en condiciones cómodas, a ver que es posible arreglárselas con menos, por eso, ahora los bajos salarios que se ofrecen en la industria no son incentivo para volver al trabajo.
A corto plazo, mejores salarios para los empleados estimularán su reclutamiento, pero a la larga, no compensará realmente los deseos de los empleados. Este es un fenómeno mundial que sugiere que es un problema humano, que incluso podría llamarse la «plaga de la pereza».
Está prohibido desconectar la causa del efecto. Durante el período de la pandemia, la gente cambió desde dentro. Sus deseos y exigencias crecieron y hoy exigen más comodidad y no está dispuesta a hacer grandes esfuerzos sin que se le remunere adecuadamente. Esta es la tendencia evolutiva en la sociedad humana y es la expresión de desarrollo continuo que requiere nueva satisfacción.
Al final, el caos internacional en la industria de la aviación revela nuestra desorganización social. Es sólo una muestra de la situación que hay en las demás partes de la economía. Estamos desorganizados en todos los ámbitos y la crisis aún no alcanza su punto máximo. Mientras no solucionemos los problemas, el sufrimiento y la frustración se intensificarán hasta el punto de que ya no se contendrán, seguramente nos impondrá un cambio integral.
Nuestra falta de conexión y la falta de conciencia de la naturaleza humana, particularmente como resultado de la pandemia, revelan el simple hecho de que ya no podemos disfrutar ni siquiera de las cortas vacaciones que se daban por sentadas no hace mucho tiempo.
Si no despertamos, la situación empeorará. La naturaleza humana no se detiene; el deseo de recibir placer nos obligará a exigir más y más. Al mismo tiempo y naturalmente nos volvemos más perezosos, egoístas y codiciosos. Así como ahora no hay vuelos, mañana no habrá trenes, hoteles, restaurantes y demás y, tendremos que reconocer que el cambio es obligatorio.
Las grandes empresas de la economía deben implementar un proceso continuo de educación, para generar conciencia de que vivimos en un solo sistema natural interconectado, en el que la humanidad es interdependiente.
Esa comprensión inicial en nuestra educación, desarrollará una nueva actitud ante la vida, nos enseñará a administrar nuestra naturaleza egoísta para armonizarla con las condiciones de interdependencia y garantía mutua. Y en nuestras relaciones corregidas y mejoradas, sabremos motivar a los trabajadores e impulsar todos los sistemas de la economía, para evitar futuros viajes llenos de baches en nuestra sociedad.
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