En la Torá está escrito que todos pasamos por pruebas en la vida, gracias a las cuales, la providencia superior nos examina. De hecho, la vida es una prueba.
Es más obvio en la historia del éxodo de Egipto. “Egipto” representa nuestros deseos egoístas y mientras más nos preparamos para salir del ego, más podemos sentir que trabaja, nos controla y nos supera y también nosotros, constantemente tratamos de superarlo.
La creciente dificultad para superar al ego se llama «peso en el corazón», nos hace sentir que estamos totalmente bajo el gobierno del ego, bajo el faraón y lo sentimos como enemigo.
¿Por qué podemos sentir que el ego que habita en nosotros es nuestro enemigo? Porque un pequeño punto de deseo, llamado “Moses”, nos atrae hacia el otro lado del ego, hacia una realidad de conexión positiva con actitudes de amor y otorgamiento entre nosotros.
En este juego con la fuerza superior de amor y otorgamiento, llamada “Creador”, como con Moisés y el pueblo de Israel (es decir, aquellos que comparten un punto común, el deseo de elevarse por encima del ego) y el faraón y los egipcios (fuerzas que operan dentro de nosotros), logramos ver que, bajo el gobierno de faraón, estamos perdidos, necesitamos que la fuerza superior de amor y otorgamiento (Creador) nos saque de allí.
Si vamos por la vida sabiendo que es nuestro Egipto, que tenemos que elevarnos a un nivel superior y no seguir en el ego, donde el faraón interior y los egipcios quieren retenernos, aprenderemos y llegaremos a un estado de total armonía, paz y felicidad. Ahí, podremos ver la vida como el objetivo para escapar de nuestra naturaleza egoísta y avanzar hacia la «redención», que es la sensación de eternidad y perfección del mundo superior.
La vida es una prueba y una oportunidad. Si constantemente tratamos de ver dónde y cómo estamos siendo manejados y tratamos de aferrarnos al pensamiento de que más allá de nuestros deseos egoístas, hay una fuerza superior de amor y otorgamiento que desea que nos convirtamos en seres maduros, que nos elevemos por encima del ego, podremos ver nuestra vida como prueba, como una prueba que nos ponemos a nosotros mismos.
Y podremos ver lo que es vivir por encima del ego, en una realidad donde la fuerza superior de amor y otorgamiento llena nuestras conexiones. Al hacerlo, atraeremos las fuerzas amorosas y otorgantes a nuestra vida y nos elevaremos a la vida espiritual eterna y plena. Si no aplicamos esa prueba y seguimos dejando que los deseos egoístas determinen nuestros pensamientos y acciones, cuando muramos, simplemente desapareceremos y tendremos que volver a esperar otra oportunidad en el ciclo de vida siguiente.
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Excelente reflexión, doctor Laitman. La comparto entre mis múltiples fans.