En los momentos cuando la gente tiene miedo de salir de casa, de ir al trabajo o de llevar a los niños a la escuela, debemos recordar que el miedo tiene un propósito: unirnos. Si dirigimos nuestro miedo hacia la unidad, se desvanecerá, junto con su causa.
Puede que no se sienta así, ciertamente no en tiempos de conflicto y terror, pero la humanidad es una entidad. Nuestros antepasados, encabezados por Abraham lo sintieron y formaron una nación que aceptaba en su seno a cualquiera que tomara el principio de unidad y amor por encima de todas las diferencias y odios. El rey Salomón canonizó este principio en el versículo (Proverbios, 10:12), “El odio suscita contiendas y el amor cubrirá todas las transgresiones”.
De hecho, desde el inicio, la unidad fue nuestro principio primordial. Fuimos declarados nación hasta después de que acordamos unirnos “como un hombre con un corazón”. Inmediatamente después, se nos encargó dar ejemplo de unidad al mundo, es decir, ser “luz para las naciones”.
Dado nuestro llamado único, nuestro éxito o fracaso siempre ha dependido de nuestra unidad o falta de ella. Nuestros sabios, a lo largo de los tiempos han destacado repetidamente este punto. El libro Maor VaShemesh afirma: “La principal defensa contra la calamidad es el amor y la unidad. Cuando hay amor, unidad y amistad entre nosotros en Israel, ninguna calamidad puede sobrevenir. … [Si] hay vínculo y no hay separación de corazones, tienen paz y calma… todas las maldiciones y sufrimientos son eliminados por esa [unidad]”. El libro Maor Eynaim hace eco de estas palabras: “Cuando te incluyes con todo Israel y hay unidad… en ese momento, ningún mal te sobrevendrá”, el libro Shem MiShmuel: “Cuando [Israel] es como un hombre con un corazón, es como un muro fortificado contra las fuerzas del mal.”
La unidad no es sólo para nuestra defensa, es nuestra misión dar ejemplo de unidad al mundo y es la única forma de que las naciones del mundo nos acepten entre ellas. Durante la Primera Guerra Mundial, Rav Kook se sintió obligado a definir la conexión entre los problemas del mundo y la unidad de Israel. En su libro Orot (Luces), escribió: “La construcción del mundo, que actualmente se está desmoronado por las espantosas tormentas de una espada llena de sangre, requiere la construcción de la nación israelí. La construcción de la nación y la revelación de su espíritu son una y la misma y es una con la construcción del mundo, que se derrumba ante una fuerza llena de unidad y sublimidad y de todo lo que está en el alma de Israel».
Por eso, si bien debemos hacer todo lo posible a nivel militar, para protegernos a nosotros y a nuestra familia, también debemos esforzarnos por nuestra unidad, ya que la falta de ella es la raíz de nuestros problemas. Cuando lo logremos, traeremos una paz duradera para nosotros y para el mundo entero, que se está, como dijo Rav Kook, “desmoronado por las espantosas tormentas de una espada llena de sangre”.
Para obtener más información, consulta mi libro: La elección judía: Unidad o antisemitismo.
No dar crédito a lo que escuchamos o nos decimos, como paso con Abraham, que hoy en día la psicología lo llama autoindagacion sobre lo que te dices. (El oído suscita contiendas) gran verdad. Muchas gracias. DIOS los bendiga grandemente.