El Libro del Zóhar explica por qué la ley polaca no es sino otra manifestación de la demanda inherente que el mundo tiene hacia Israel.
Es fácil estar enfadado con los polacos por tratar de aprobar una ley que resta importancia a la participación que tuvieron en los crímenes nazis del siglo pasado. Podemos etiquetarlos como negacionistas del Holocausto, culparlos por distorsionar la verdad, por reescribir los hechos históricos e incluso también podríamos clasificar esto como una forma de antisemitismo.
Pero seamos realistas: el antisemitismo no nació ayer. Por lo tanto, más allá de la ira y la frustración, debemos tratar de entender de dónde viene y qué se puede hacer para resolverlo desde su raíz.
La demanda de los judíos a lo largo de la historia
A principios de los años veinte en el siglo pasado, Henry Ford, que fue un reconocido antisemita, publicó una serie de folletos titulados El judío internacional en los que escribió que «la sociedad tiene un gran reclamo contra los judíos para cesen su exclusividad, para que dejen de explotar al mundo, que paren de hacer de los grupos judíos el fin de todas sus ganancias, y que comiencen a cumplir su exclusividad, la cual todavía no han comenzado a implementar, la antigua profecía de que, a través de ellos, todas las naciones de la tierra deben ser bendecidas».
Asimismo, el famoso autor León Tolstoi, escribió que «el judío es el símbolo de la eternidad (…) Él es quien a lo largo del tiempo ha guardado el mensaje profético y lo ha transmitido a toda la humanidad. Un pueblo como este nunca puede desaparecer. El judío es eterno. Él es la materialización de la eternidad».
Si analizáramos más la cuestión, encontraríamos numerosas declaraciones de diferentes pensadores a lo largo de la historia muy parecidas a las anteriores, algunas más antisemitas, otras menos, y algunas incluso favorables al pueblo judío. Pero, ¿qué es exactamente esta demanda inherente que expresan hacia los judíos? ¿Y por qué es expresada como reproche hacia nosotros por todos los males del mundo tal como hacen muchos antisemitas?
El Zóhar: las naciones no pueden existir sin Israel
El libro del Zóhar es una antigua obra de referencia judía que ofrece una explicación extraordinaria: «Israel es el corazón del mundo entero, así como los órganos del cuerpo no podrían existir en el mundo ni por un momento sin el corazón, de la misma manera, las naciones no pueden existir en el mundo sin Israel».
En otras palabras, del mismo modo que el papel del corazón en el cuerpo humano es ser la fuerza motriz para que la sangre circule por todo el cuerpo, el papel de Israel es impulsar la fuerza de la unidad y la conexión humana que provee los medios de subsistencia y abundancia a todas las naciones del mundo.
Según El Zóhar, el antisemitismo debe interpretarse de manera diferente. Es como un indicador, un mecanismo de alerta que se activa cuando la sociedad humana se acerca a un estado de crisis. Y aunque no todos los antisemitas saben expresarlo, de alguna manera, sienten que los problemas del mundo tienen mucho que ver con el pueblo judío.
Pero, ¿cómo es posible?
El Libro del Zóhar describe las fuerzas que operan en nuestro mundo y en la sociedad humana. Explica que los términos «Israel» y «Las naciones» no son meras personas divididas en grupos en el planeta Tierra, sino que representan además los deseos que impulsan a los seres humanos desde su interior. «Israel» representa los deseos de unidad y conexión, mientras que «Naciones» representa los deseos de abundancia y placer. El caso es que la abundancia y el placer en la sociedad humana dependen de la unidad y la conexión.
La introducción a El libro del Zóhar describe el mecanismo: «Cuando una persona de Israel mejora y dignifica su interioridad, que es el Israel dentro de la persona, por encima de su externalidad, que son las naciones del mundo en él (…) hace que los hijos de Israel se eleven en la interioridad y también la exterioridad del mundo y las naciones del mundo, que son la externalidad, reconozcan y acepten el valor de los hijos de Israel.
Por el contrario, si un individuo de Israel potencia y aprecia su propia exterioridad, que son las naciones del mundo en él, más que el Israel interior en él (…) provoca que la externalidad del mundo en general, las naciones del mundo, se eleven cada vez más alto y triunfen sobre Israel, degradándolos al polvo, y los hijos de Israel, la interioridad en el mundo, se hunda profundamente».
En resumen, esto significa que, cuando Israel no cumple su función, impide que la abundancia circule hacia el resto del mundo generando así una presión negativa que se acumula dentro de las naciones del mundo; y esto es lo que origina el antisemitismo.
Invertir la tendencia
Entonces, ¿cómo podemos aumentar nuestra sensibilidad y activar «la función de Israel» dentro de nosotros?
El Zóhar no solo explica la situación sino que también proporciona el remedio. Los textos de El Zóhar describen estados sublimes de conexión entre nosotros que elevan a toda la humanidad a la integridad y la perfección. Cuando nos involucramos en estos textos, aumentamos nuestra sensibilidad y activamos esa función de Israel dentro de nosotros.
Según El Zóhar, las costumbres y tradiciones judías con las que estamos familiarizados, no son suficientes si deseamos cumplir nuestro rol en el mundo. Escribe de manera conmovedora: «Ay de aquellos (…) que hacen que la Torá se seque, sin empaparse de comprensión y sentido. Se limitan asimismos a la parte práctica de la Torá, y no desean tratar de comprender la sabiduría de la Cabalá, conocer y entender los secretos de la Torá, y los sabores de las Mitzvá. ¡Ay de ellos, porque con estas acciones provocan la existencia de pobreza, ruina y robo, saqueos, asesinatos y destrucciones en el mundo».
En otras palabras, mientras sigamos menospreciando el tremendo poder inherente en El libro del Zóhar y el estudio de la sabiduría de la Cabalá, caminaremos ciegamente por el mundo, fomentando nuestra preocupación por nosotros mismos, causando con ello que la ley natural del antisemitismo se active. Como está escrito en la introducción de El libro del Zóhar: «En una generación así, todos los destructores entre las naciones del mundo levantan sus cabezas y desean principalmente destruir y matar a los hijos de Israel».
Inconscientemente, el mundo siente que tenemos un remedio único dentro de nosotros que permitirá la bondad, la paz y la felicidad para todos. No son soluciones de alta tecnología, medicina revolucionaria o agricultura avanzada lo que el mundo espera de nosotros. Es solo una cosa: «ser luz para las naciones», un ejemplo de unidad, una nación que genere una fuerza de conexión humana que una al mundo. Ese es el único camino para romper el círculo vicioso del antisemitismo y ganar el afecto del mundo. Y esa es la única ley inmutable, promulgada por la naturaleza, de la que debemos preocuparnos.