La vida busca objetivos y las correspondientes elecciones para alcanzarlos. Los elementos clave para el éxito son, antes de establecer las metas, evaluar adecuadamente las condiciones a nuestra disposición y nuestra capacidad de trabajo en equipo.
Cuando defino una meta por mí mismo, debo averiguar si está a mi alcance ¿tengo la inclinación y habilidades necesarias para lograrla? Por ejemplo, si no tengo mente analítica, es una pérdida de tiempo establecer la meta de una carrera en ingeniería de software. El hecho de que tantos trabajen en la industria de alta tecnología tampoco me garantiza el camino hacia el éxito.
Una vez que decido una dirección que me atraiga, debo acercarme a un entorno que ya trabaje en ese campo y debo examinar cómo es su día, cómo es su vida, su familia, su tiempo de ocio. Puede ser que los ejemplos que descubra de personas que realmente ocupan esos puestos, me lleven a descalificar de antemano ciertas direcciones de desarrollo. Esto me ahorrará tiempo, recursos y falsas esperanzas.
Los grupos o equipos de trabajo que comparten un objetivo común, también deben encontrar ejemplos de éxito en su campo y seguirlos tanto como sea posible. En general, la variable más importante para el éxito del equipo es el nivel de conexión que haya en el grupo.
Si cada individuo del equipo piensa en su propio desempeño, intereses y promoción futura, el grado de unión del grupo será bajo, incluso si contribuye y coopera. Vale la pena aprender a construir correctamente el equipo: tener en cuenta el interés común. En un equipo así, el éxito será ilimitado.
Un grupo, en su definición más alta, es donde estamos juntos, nos sentimos conectados y funcionamos como diferentes órganos en un solo cuerpo. Cada uno ayuda y comprende al otro, incluso sin palabras, porque hay el deseo común de crear armonía y lograr resultados en un nivel completamente diferente. Ese nuevo grado se alcanza con la absoluta convicción de que, el objetivo final, nadie podría haber logrado solo.
La fuerza del grupo es creada cuando, antes de tomar una tarea, establecemos el objetivo general de estar conectados. Así, surge entre nosotros una mente común, un sentimiento común y a partir de ahí, tomamos adecuadamente el desafío que tenemos por delante. Sin conexión, es imposible dar un paso adelante.
Un grupo no es una colección de individuos ni la suma de nuestras capacidades como individuos, sino una nueva entidad en la que se fusionan nuestros esfuerzos colectivos y anhelos comunes. La mente y los sentimientos del grupo serán de un nivel más alto que los del individuo, sin importar que sea inteligente y talentoso.
La evolución ha sido así desde su inicio. La fórmula de la naturaleza para promover el desarrollo de la vida es crear conexiones más avanzadas entre sus diferentes elementos.
Si nosotros, como seres inteligentes, adoptamos esta tendencia y aprendemos el método de conexión adecuada entre las personas, encontraremos que esto nos elevará como especie humana a la siguiente etapa de evolución. De esta forma, nos adaptaremos al movimiento de la fuerza general de la naturaleza y conseguiremos los máximos resultados en cualquier ámbito de la vida.
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