Hay un extraño fenómeno que probablemente sea exclusivo de los israelíes o quizás de los judíos: comprar una ciudadanía alternativa. Por algunos años, se pudo comprar legalmente la ciudadanía portuguesa y obtener pasaporte de la UE, si se cumplían ciertas condiciones relacionadas con la ascendencia. Ahora se ofrece un trato similar a gente con raíces en Alemania. Puedo entender por qué, tras dos milenios de persecución, los israelíes se inclinan a asegurar un lugar alternativo, en caso de que haya problemas. Pero, creo y la historia es testigo, que escondernos no nos ayuda a escapar de los problemas. Nuestra única protección es la unidad interna. Nadie nos derrotó ni siquiera desafió, cuando estuvimos unidos.
Por eso, no busco comprar un pasaporte alternativo ni preparar un refugio seguro, aunque tenga familia fuera de Israel. En cambio, trato de hacer lo que creo que yo y todos los israelíes, deberíamos hacer.
Mientras más caótico se vuelva el mundo y está sucediendo muy rápido, más se acusará a los judíos de haberlo causado. No es que estemos causando el caos deliberadamente, sino que no damos ejemplo de unidad, se nos culpa de la incapacidad del mundo para establecer sociedades cohesionadas.
La razón del aumento global del antisemitismo, no es la conducta negativa de Israel hacia nuestros vecinos, aunque éste sea el agravio del mundo contra Israel. La verdadera razón, aunque esquiva, de la intensificación del antisemitismo es que aumenta la división en el mundo y se achaca a Israel.
Hay una razón sencilla: siempre que hay división interna, se culpa a los judíos, pues nuestra misión es dar ejemplo de solidaridad y responsabilidad mutua, los principios en torno a los que nació nuestra nación y los valores que se nos encargó ejemplificar. Por eso, si Israel no cumple con su misión, el mundo nos condena.
En otras palabras, el mundo nos odia, no por nuestras acciones, sino por nuestra inacción, por nuestra negativa a practicar y mostrar unidad interna. Mientras no luchemos por la solidaridad y la cohesión, no encontraremos paz ni seguridad en ningún sitio ni en Israel ni en Europa ni en EUA ni en África. Vayamos donde vayamos, nos culpará por sus guerras y sus males.
Nuestra única red de seguridad es nuestra unidad. Cuando estamos unidos, aplacamos las guerras del mundo y nos ganamos la gratitud y el favor de la humanidad. Cuando estamos divididos, surgen guerras y conflictos, el mundo nos odia y busca castigarnos.
No hay catolicidad sin judeidad.
Hace tiempo que los católicos volvieron a sus orígenes, eminentemente judíos, y dejaron de estar contra sí mismos. Paz y bien.