Una vez más, el dinero y el control usurpan los ideales estadounidenses, como demuestran las recientes acciones de los gigantes de las redes sociales. En lugar de que estas nuevas plataformas de comunicación nos unan, reduzcan nuestra distancia y creen una aldea global, están socavando los valores fundamentales de democracia, pluralismo y libertad de expresión de Estados Unidos, pues YouTube, Facebook y otros deciden censurar el contenido político para beneficiar y solidificar el poder de un lado del espectro político estadounidense.
YouTube, el canal propiedad de Google, anunció que eliminará los videos que cuestionen las elecciones presidenciales de 2020, en un momento en que el equipo legal del presidente en funciones aún está impugnando los resultados en medio de acusaciones de fraude, que incluyen grabaciones de video que supuestamente prueban sus afirmaciones. Además, Facebook, propietario de WhatsApp e Instagram, también está en el centro de otra controversia. El gobierno de Estados Unidos y 48 estados y distritos están demandando a la compañía, acusándola de abuso de poder para dañar a competidores más pequeños.
Pluralismo tan falso como un billete de 3 dólares
Hoy, los medios de comunicación y las redes sociales en particular, disfrutan de beneficios ilimitados, como si fueran un cheque en blanco. Se benefician de una influencia y un poder generalizados como nunca antes. En cualquier momento, la opinión pública puede influir de una forma u otra. Con una bolsa llena de miles de millones, cualquiera puede convertirse en presidente o primer ministro. Puede parecer que las redes sociales tienen preferencia ideológica por un lado político sobre el otro, pero, de hecho, se trata del poderoso dólar.
El dinero puede comprar control y el control puede abrumar e influir en todo, dando libertad al comportamiento rebelde y al poder excesivo. Día tras día, las plataformas sociales se convierten en lugares abiertos de calumnia y hostilidad, alimentan el ego humano que disfruta fluyendo sobre todos, hasta que se debilitan y gradualmente se rinden. Un espacio sin límites da licencia para dominar por completo. Día tras día, el odio por otros se vuelve mayor, como un cáncer que devora el cuerpo de la sociedad humana y que prolifera para causar la muerte del cuerpo.
El papel de los medios de comunicación es unirnos, servir para conectar todos los órganos en un solo cuerpo sano. Qué bueno sería si todas las partes de la sociedad se sentaran -derecha e izquierda, representantes de todos los diferentes grupos de interés, incluso los que están al margen de la sociedad- y trabajaran juntos en beneficio del público.
Unidad a toda costa
Cada opinión debe tener su propio espacio, ninguna debe ser subyugada y ninguna voz debe ser silenciada, pero no está sucediendo en ningún lugar del mundo, en ningún momento. Necesitamos aceptar que la situación actual es insostenible: todo está podrido, se necesita un cambio radical.
Si bien, parece una fantasía utópica imaginar que las redes sociales desempeñan el papel de unidad, es sólo porque estamos perpetuamente expuestos a un mundo de mentiras y desinformación, dañina para la salud y la cordura de la sociedad. Las redes sociales, como funcionan ahora, deberían cerrarse por completo; de lo contrario, destruirán a la sociedad. La gente tiene el poder de cambiarlo, pero sólo con una demanda fuerte y unida.
Una nueva regla debería orientar el trabajo de los medios de comunicación y de las plataformas de redes sociales: publicar noticias y contenido que contribuyan al bienestar del público y esforzarse por unir a la sociedad humana. Nadie tendría derecho a socavar la opinión de otro, sólo a equilibrarla con una posición diferente, para orientar los diferentes puntos de vista hacia la complementación mutua, hacia la integración.
Precisamente cuando los opuestos alcanzan aceptación mutua, la sociedad alcanza una nueva etapa de desarrollo. Las redes sociales que fomenten estos valores es lo que nuestro mundo global e interconectado necesita. ¡El beneficio para todos no tiene precio!
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