Cuando los niños ven una película, están pegados a la pantalla. Los niños son imaginativos por naturaleza; «viven» lo que ven. No distinguen entre fantasía y realidad, como los adultos. Su imaginación puede llevarles a cualquier parte, a los lugares más maravillosos o a lugares que les dejarán traumatizados. Por eso, es nuestra responsabilidad procurar que vayan a lugares buenos.
Cuando los niños ven una película, a menudo podemos ver, hasta qué punto les impresionó. Lo podemos ver reflejado en su lenguaje corporal, tono de voz y frases de los personajes que vieron. No son sólo impresiones pasajeras, sino influencias que conforman todo su enfoque del mundo y tienen un impacto importante en su futuro.
Como los niños aprenden naturalmente con ejemplo y perciben lo que ven en la pantalla como realidad, perciben los acontecimientos de la película como ejemplos de la vida real. En consecuencia, tratarán de imitar en la vida real el comportamiento y la actitud de los protagonistas que vieron en la película. En consecuencia, si queremos que nuestros hijos crezcan con mente sana y con capacidad mental, debemos exponerlos a recreaciones que les den ejemplos adecuados. Hay varias cosas que debemos tener en cuenta a la hora de dar a los niños los ejemplos adecuados.
En primer lugar, las películas infantiles deben presentar personajes realistas, no mutantes ni distorsiones de ningún tipo. Por ejemplo, si los animales no hablan como los humanos, no deberían hacerlo en las películas infantiles. Los animales que hablan pueden ser un buen entretenimiento para nosotros, pero distorsionan la percepción de la realidad de los niños.
En segundo lugar, una buena película no debe predicar ni asustar. Por el contrario, debe cautivar a los niños y llevarlos a un viaje que les inculque una actitud positiva hacia ellos mismos, sus amigos, su familia y hacia el medio ambiente. El pensamiento debe ser: las buenas relaciones sociales producen buenos resultados. Cuando trabajamos juntos, damos, amamos, compartimos y nos cuidamos, podemos hacer mejor cualquier cosa.
En tercer lugar, debemos prepararlos antes de ver la película y hablar con ellos después. Preparar y concluir juntos les ayudará a procesar correctamente los mensajes y aprovecharán al máximo la experiencia.
Por último, sería una buena idea darles una tarea, preferiblemente a un grupo de niños, como hermanos o compañeros de clase. La tarea debería ser algo así: en una hoja en blanco, dibuja un mundo nuevo y perfecto o una ciudad perfecta. Representa las relaciones entre la gente, dónde y cómo construyen sus casas, cómo son las escuelas, los parques y las tiendas y todo lo que forma parte de sus vidas.
Después, discuten seriamente su tarea; hay mucho que aprender de ella. Al final del proyecto, puedes llevarlos a ver a los profesionales y preguntarles sobre su trabajo. Por ejemplo, pregunta a los profesores cómo ven su trabajo, cómo se sienten los agentes de policía con respecto a la relación entre ellos y los civiles, cómo toman los arquitectos decisiones sobre diversos aspectos de las casas que diseñan y cómo esas decisiones afectan la vida de la gente que vive en ellas, etc.
Como escribió William Shakespeare, «El mundo es un escenario y la gente meros actores». De nosotros depende que nuestros hijos vean películas de terror o alegres. En gran medida, esto determinará si crecen pensando que la vida es una pesadilla o una maravillosa aventura.
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