El carácter israelí ama los riesgos. Hace que cada experiencia audaz sea como una película llena de acción, llena de placer inexplicable y le da un aguijón sin el cual no hay sensación de la vida. Explica por qué, a pesar de las severas advertencias y los frecuentes informes de intentos frustrados de asesinato de iranís contra ciudadanos israelíes que visitan Turquía, particularmente Estambul, miles de israelíes siguen viajando a ese destino.
Pero debemos actuar sabiamente y no ignorar las advertencias, como está escrito: «El hombre nunca debe estar en un lugar de peligro y decir que se hará un milagro, no vaya a ser que no se haga». (Talmud de Babilonia). Es importante tener cuidado.
Los judíos que viven en la diáspora no enfrentan esa amenaza que se cierne sobre los turistas israelíes, con la misma intensidad. Recuerdo cuando estuve en Alemania e Inglaterra durante períodos en los que los judíos eran atacados y se daban advertencias sobre posibles ataques antisemitas. Vi familias enteras con niños pequeños caminando en público con actitud despreocupada, con kipás en la cabeza y estrellas de David alrededor del cuello.
Incluso en el Irán moderno, los judíos viven tranquila y modestamente y los iraníes los entienden y han vivido a su lado durante generaciones. Por otro lado, los israelíes son presa fácil, el objetivo principal para los iraníes que anhelan vengarse después de que Israel ha sido acusado de una serie de asesinatos de oficiales, militares y científicos iraníes en su país.
Los israelíes se han acostumbrado a vivir en una atmósfera llena de odio, en una región mediterránea azotada por conflictos, en una realidad de peligro constante, porque el pensamiento de «no me pasará nada» es más fuerte que cualquier amenaza real.
Las advertencias hechas a los israelíes que viajan a Turquía también incluyen otras ciudades y regiones del mundo. Pero, no los han llevado a hacer cambios significativos. No actúan así, por descaro ni por desafío ni para demostrar «aquí estamos a pesar de todo», sino que en su raíz siempre creen en el buen destino, eternamente.
El escritor León Tolstoi lo describió con gran sensibilidad: “¿Qué es el judío? … ¿Qué clase de criatura única es esta a quien todos los gobernantes de todas las naciones del mundo han deshonrado y aplastado y expulsado y destruido; perseguidos, quemados y ahogados y a pesar de la ira y el furor, sigue viviendo y floreciendo? ¡¿Qué es este judío al que nunca han logrado seducir con ninguna tentación del mundo, cuyos opresores y perseguidores les sugieren que nieguen (y repudien) su religión y desechen su fidelidad a sus antepasados?!
“Judío – es símbolo de eternidad. … es quien por tanto tiempo ha custodiado el mensaje profético y lo ha transmitido a la humanidad. Un pueblo así, nunca puede desaparecer. “El judío es eterno. Es la encarnación de la eternidad».
La raíz de este profundo sentimiento que hay en el alma de todo judío, son los miles de años de conexión con la Fuerza Superior, de pertenecer a la eternidad, el sentimiento de que seguimos juntos como pueblo para siempre y que tenemos una misión importante y dedicada, ser “luz para las naciones”. Si bien este pensamiento no está en nuestra conciencia, está oculto dentro de nuestro corazón.
Este sentimiento eterno y la conexión con la Fuerza Superior deben estar en el corazón de todos en el mundo, no sólo en el subconsciente de los israelíes. Pero el mundo se acerca a este sentimiento a su manera, con sufrimiento y angustia. Día a día el mundo está envuelto en una profunda crisis. Vivimos guerras y plagas y la vida se vuelve insufrible.
A medida que se intensifiquen los problemas, el mundo comprenderá que es imposible seguir así, en estado de separación y odio, que es la fuente de todo mal y como resultado la humanidad se esforzará por ser mejor y actuar hacia la unidad. Lo que se espera de Israel es que sea líder en el camino hacia la unidad y que sea modelo a seguir.
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