Cada día está más claro que luchamos contra el mismo enemigo. Este enemigo convence a algunos, de que los demócratas son malvados y convence a otros de que los republicanos son inhumanos. Susurra a los oídos de algunos que no hay coronavirus y que no hay necesidad de usar mascarillas y susurra en los oídos de otros que los que no usan mascarillas son irresponsables, egoístas y ponen la vida de otros en riesgo. Este enemigo nos dice que los negros son anarquistas y una serie de otros “cumplidos”, y les dice a otros, que los blancos son racistas inmorales. Pero más que nada, nos dice a todos, “soy tu amigo, estoy de tu lado”.
No lo es, está en contra de todos como sociedad y de cada uno como individuo. Se preocupa sólo por sí mismo y no quiere nada más que nuestra servidumbre. Este es nuestro ego, domina la técnica de “divide y vencerás”. Es momento de unirnos y destronarlo antes que nos lleve a matarnos unos a otros.
El ego no nos permite ver nuestra dependencia mutua. Nos hace pensar que estaríamos mejor si no existiera el otro lado. Pero sin el otro, sin nuestro opuesto, no existiríamos ni nosotros mismos. Hay dos caras en la moneda; no puedes quitar una cara y dejar la otra. Si lo intentas, no quedará nada.
Así como no hay un sistema único en ningún nivel de la realidad, que no dependa de su opuesto, tampoco sucede en el sistema humano. Ni siquiera podríamos pensar en la vida si no hubiera muerte. No sabríamos qué es luz si no hubiera oscuridad ni sentiríamos amor si no hubiera odio ni compasión si no hubiera crueldad.
Además, no conoceríamos nuestras opiniones, cualidades, gustos y disgustos si no tuviéramos a otros con quien compararnos. Los opuestos en nuestro mundo, no sólo lo sustentan, sino que lo hacen tan rico y tan hermoso como es. Amamos la diversidad y las contradicciones en la naturaleza, entonces ¿por qué las odiamos en nuestra sociedad? Porque disfrutar y apreciar nuestras diferencias va en contra de nuestro ego, que nos dice que sólo nosotros importamos y nadie más.
Como resultado, nuestro ego nos hace interpretar que, lo opuesto de los puntos de vista, opiniones y creencias es negativo. Así, destruye nuestro mundo. Si no somos cuidadosos, pronto nos destruirá, nos pondrá unos contra otros en una guerra que nadie ganará, excepto el ego.
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