Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Mi reacción al poema de Anna Akhmatova

Michael LaitmanUno de mis alumnos me trajo un poema de Anna Akhmatova y me pidió que diera mi opinión. Este es el poema…

Feliz el que entre tormentos,

entre la ansiedad y las ruidosas pasiones de la vida,

como rosa florece sin pensar

y más liviano que la sombra, corre sobre el agua.

 -Anna Akhmatova

En la vida, caminamos entre tormentos y ansiedad. Pero es feliz la persona que, “como rosa florece sin pensar”. En general, ese es el caso. Así como las leyes de la naturaleza impulsan a la rosa a crecer. Así debemos crecer.

¿Cuál debería ser el resultado de nuestro crecimiento? Deberíamos llegar a ser similares a la naturaleza misma, que es la cualidad de amor, otorgamiento y conexión. Es decir, al estudiar la naturaleza, deberíamos descubrir dentro de nosotros, la capacidad para imitarla.

Es muy difícil porque todo en la naturaleza es por instinto, nosotros somos seres racionales y debemos crecer de forma racional. En otras palabras, al ver que la naturaleza se somete a la armonía universal, nosotros, con nuestra razón, también debemos someternos a esa armonía.

La dificultad es que el deseo de recibir nos dice que tenemos un “yo”, con nuestras opiniones, pero necesitamos anularlo tanto como sea posible, para parecernos a la naturaleza. Anular el ego, es el camino hacia la felicidad.

Además, en relación con la afirmación: “más liviano que la sombra, corre sobre el agua”, debemos parecernos a una sombra que corre sobre el agua. Pero al mismo tiempo debemos entender que debemos trabajar en nosotros mismos, eso nos lleva a la misma idea, es decir, a la necesidad de autoanularnos.

Anular nuestro yo egoísta, realmente es muy difícil, lo más importante es que no debemos olvidar este principio. Precisamente, el propósito de tener un “yo”, es anularlo.

Por ejemplo, si sentimos que tenemos talento y éxito y estamos seguros de que nuestra opinión es correcta, debemos ignorarlo, es como usar un cuchillo para desechar la parte podrida de la manzana. El yo es precisamente la parte podrida que debemos eliminar. Así quedará algo positivo, apto para la vida.

¿Y qué pasa con nuestra opinión? Si aún la tenemos después de la transformación, viviremos con ella. Debemos entender que se nos dio el “yo”, para que podamos anularlo y así, descubrir en el mundo circundante, en la naturaleza, la fuerza que nos permita edificarnos en semejanza con ella. Realmente, es de suma importancia en la vida.

Podemos ser felices si nos acercamos a la naturaleza universal y unida y nos fusionamos en ella como un todo integral.

El alumno que me pidió mi opinión sobre este poema, también me preguntó si soy feliz. Personalmente y en general, evalúo mi vida como feliz. He buscado mucho y pasado mucho tiempo e innumerables circunstancias, probándome a mí mismo. Aún no alcanzo la categoría más alta de mi búsqueda, pero estoy feliz por haber encontrado la verdad y saber cómo buscarla. En consecuencia, mis alumnos y yo vamos en esa dirección.

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