No es casualidad. Pensamos que la globalización era principalmente lazos económicos y financieros entre países, pero nos equivocamos.
En el mundo entero influyen los mismos pensamientos, las mismas tendencias y la misma mentalidad. Cuando hay problemas en un lugar, ¡hay problemas en todas partes! Esta es la nueva normalidad.
Todavía pensamos en nosotros como individuos separados, sociedades separadas y países separados, pero no somos nada de lo anterior. Estamos atados. Lo que una persona piensa, en Australia, influye en todo el mundo, incluso si vives en Alaska. Creemos que Internet es el medio para difundir ideas e incitar a la gente a la rebelión, pero es mucho más profundo que eso: nuestros deseos más básicos surgen de una fuente común: nuestro ego. Ahora estos deseos están comenzando a mostrar sus interconexiones. De aquí en adelante, no habrá problemas aislados, no habrá triunfos aislados; todo será compartido por toda la humanidad, nos guste o no. En los próximos meses y años, será cada vez más claro que, literalmente todos nos levantaremos juntos o todos caeremos juntos. Todos los disturbios y todos los problemas tienen un culpable: nuestro ego. Esa raíz común conectada ha sido expuesta y ya no podremos ocultarla ni ignorarla. Por eso, ahora, pensar que el interés propio no sólo es un lujo que no podemos permitirnos, es una desconexión de la realidad y una locura total.
Esta unión de deseos ocurre por una razón muy seria y profunda. Tener el mismo deseo es tener los mismos pensamientos, como vemos por el comportamiento y las expresiones de la gente en todo el mundo. En otras palabras, une a la gente. Si abraza su cercanía, será feliz y la sociedad prosperará. Si la rechaza, sufrirá porque la conexión sucederá de todos modos y nos pondrá en una realidad indeseable.
El mundo nos da mucho más de lo que necesitamos.
Si pensamos en nosotros como una sola familia global, podremos ver que no hay escasez de nada, no sólo en el nivel de productos básicos, sino en todos los aspectos de la vida, desde vivienda hasta atención médica y educación, incluso entretenimiento y ocio.
El ritmo del cambio crecerá y exige que nos adaptemos a él. Si no cambiamos nuestra actitud hacia la sociedad y no aceptamos la cercanía y la reciprocidad que está surgiendo en el mundo, sentiremos que estamos nadando contra corriente en un río que se está acelerando. Tenemos como opción: nadar río abajo y disfrutar del paseo o nadar río arriba, agotarnos, dejarnos llevar por el río y finalmente, ahogarnos.
Buen día. Muchas gracias. Cada día espero sus correos, me dan luz. 🌹 🙏
Me llego hasta lo más profundo.Un abrazo desde Alaska