El pasado 21 de septiembre, fue el Día Internacional de la Paz. La Asamblea General de la ONU declaró que estaba dedicado a “fortalecer los ideales de paz, pidió tener 24 horas de no violencia y alto al fuego”. Teniendo en cuenta el ambiente global de violencia que prevalece actualmente en el mundo, la no violencia parece un objetivo deseable. Pero, si nos conformamos con no luchar, no evitaremos otra guerra, pues paz es mucho más que un alto el fuego.
Los tratados de paz duran mientras ninguna de las partes esté interesada en violarlos. Cuando una ve oportunidad de ganar con una guerra, el tratado sale volando por la ventana.
Cuando se rompe la paz, la animosidad que causó el estallido anterior se profundiza y la nueva ronda de violencia se vuelve aún más intensa que su predecesora. Al final, los bandos se ven envueltos en una lucha sin cuartel, una lucha a muerte. Harán la paz sólo si ninguno de los lados puede destruir al otro y el agotamiento y la debilidad de los soldados y las armas los obligan a hacer la «paz».
En el Día Internacional de la Paz, me gustaría presentar el significado antiguo de la palabra paz, pues contiene una solución más integral y puede sobrevivir a las tendencias beligerantes, que seguramente resurgirán después de que las partes firmen el tratado.
La palabra hebrea para «paz» es Shalom, de la palabra Shlemut (totalidad o complemento). Por definición, totalidad y complemento, requiere la presencia de contradicciones, pues nada puede ser completo si no están presentes todos sus elementos y aspectos. Asimismo, el complemento requiere la presencia de elementos contradictorios que se integren. Pues, si uno no existe, ¿qué complementa al otro?
Tendemos a pensar que sólo nuestro punto de vista tiene mérito y sólo nuestra perspectiva debería existir. Pero, la realidad no se construye así; está formada de opuestos que se complementan. Según la definición de la palabra Shalom, ¿podemos imaginar día sin noche, primavera sin otoño, amor sin odio o vida sin muerte?
Toda moneda tiene dos lados: cara y cruz. Elimina la cara y se elimina la cruz; elimina la cruz y se elimina la cara. En pocas palabras, sólo cuando existen ambos lados, puede haber moneda. Así es la realidad, elimina un elemento y se eliminará el elemento contrario.
Por eso, sólo puede haber paz cuando dos partes mantienen sus puntos de vista opuestos y se unen sin suprimir nada. Por ejemplo, los atletas saben que para tener fuerza requieren equilibrio adecuado entre entrenamiento y descanso. Entrenamiento y descanso son contradictorios, pero sólo cuando ambos están presentes, el atleta puede ser más fuerte.
De igual forma, sólo la gente con opiniones contrapuestas, que se esfuerza por unirse por encima de sus diferencias, sin eliminarlas, puede tener paz verdadera y duradera, es decir, plenitud. Su paz durará mientras mantengan su actitud de unidad y totalidad. Si se conforma con la no violencia, pronto se verá envuelta en una guerra.
Hoy, cuando los altos el fuego están amenazados o ya cayeron y el mundo se inclina hacia la guerra, aprender a construir una paz fuerte y duradera es la misión más importante de la humanidad. Espero que los países comiencen a pensar en la paz como la esbocé aquí, en lugar de conformarse con una pausa en la lucha activa.
Paz shalom es hermosa externa e interna enfoquemos esa paz antes de nacer, que cada madre embarazada este llena de paz durante el embarazo y la mantenga en su vida que ese padre en el momento que sepa de su hijo se llene de amor para ese hijo para toda la vida ese hijo internamente e eexternamente esta rodeado de paz y alli inicia la verdaera paz.