Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

Pésaj: algo más profundo que las bolas de Matzá en la sopa

Con ese “rito judío de primavera” que llamamos Pésaj a la vuelta de la esquina, hay muchas cosas de las que ocuparse y otras tantas que decidir: ¿Dónde vamos a celebrar este año el Séder, la cena de festiva de Pésaj? ¿Cómo sobrellevar las tareas de limpieza? ¿Qué debemos comprar para nuestra familia política? ¿Cómo aguantarán los niños el Séder?, y otros “asuntos importantes”.

 

No habrá paz para los justos

Sin lugar a dudas, Pésaj se lleva la palma como la “fiesta judía más estresante”, y el Séder es por descontado el evento culinario más exigente del calendario hebreo. Nuestros antepasados ​​gozaron de un milagro: fueron salvados de los egipcios. Nosotros, sus actuales descendientes, con suerte, cada año gozamos de dos milagros. El primero es que al final de Pésaj todavía permanezcamos unidos como familia. El segundo es que consigamos perder esos kilos de más ganados durante los días de vino y Matzá; pero esto último es solo para los realmente –y verdaderamente– afortunados, para el “pueblo elegido”.

Pero Pésaj es algo más que Matzá Brei y Gefilte. Desde la perspectiva de la sabiduría de Cabalá, representa la profunda transformación que cada uno de nosotros experimenta en algún momento de nuestro desarrollo espiritual. Así que este año vamos a ir más allá de la sopa de bolas de Matzá y veamos algunos de los aspectos de Pésaj que solemos pasar por alto. Repasemos algunas de nuestras tradiciones para ver lo que hay detrás de ellas.

 

¿Por qué esta noche es diferente?

La noche del Séder, por ejemplo, es algo más que la milagrosa huida de un tirano despiadado, aunque esta ya es sin duda una importante hazaña de por sí. Además de eso, el Séder (orden) representa una secuencia de pasos internos que debemos dar… ¡para salir de nuestro sometimiento al ego!

 

Liberarnos del ego

Maimónides escribió en una de sus cartas: “Debemos saber que el Faraón es realmente la inclinación al mal”. Esta inclinación es nuestra mala voluntad hacia los demás. Y huir del Faraón significa escapar de esa mala voluntad. Yam Suf (el Mar Rojo) representa el Sof (final) de nuestra esclavitud, el comienzo de nuestra liberación del ego. Desde ese momento podemos empezar a cultivar la fraternidad y el amor a los demás hasta llegar a unirnos a los pies del Monte Sinaí “como un solo hombre con un solo corazón”.

 

Los símbolos de Pésaj

Los platos especiales de Pésaj y las tradiciones representan etapas o fuerzas que nos ayudan en nuestra salida del ego hacia el amor al prójimo.

  • Bebemos cuatro copas de vino porque el vino representa la sabiduría, la fuerza que nos desarrolla. Nuestro ego se desarrolla en cuatro fases, así que necesitamos cuatro “dosis” de sabiduría para corregirlo.
  • El plato del Séder de Pésaj contiene varios símbolos de las situaciones que debemos experimentar en nuestra lucha contra el ego, alias Faraón.
  • El Afikomán es una Matzá que se rompe por la mitad durante las primeras etapas del Séder. Una mitad se come y la otra se aparta. Este símbolo representa la gran fuerza con la que huimos de Egipto. La segunda debe comerse antes de medianoche –el momento más oscuro de la noche– cuando la persona siente que la vida en el ego, es decir, Egipto, no puede ofrecerle nada más que oscuridad y desolación.
  • Esto nos lleva a la Matzá. Su nombre proviene de dos palabras, Matzá y Merivá, y significa a grandes rasgos lucha. La Matzá representa la lucha interna entre el Faraón, que es la mala voluntad, y el Creador, que es El Bueno Que Hace El Bien, la benevolente fuerza de dar. La Matzá también es llamada “pan de la pobreza”, porque representa la elección de la persona de no disfrutar de todo aquello que tenga que ver con el ego. Y volvemos a comer pan después de Pésaj para manifestar nuestro triunfo en la batalla, que ahora nos deleitamos en dar y no en recibir.
  • Hablando de batallas, no podemos olvidar la limpieza de Pésaj. En general, la levadura representa el egoísmo. Por esa razón la masa de Matzá no puede contener levadura y a menudo hacemos referencia a ella como “pan sin levadura”. Pero la limpieza es algo más que hacer limpieza de levadura. La casa de una persona representa la suma de sus propios deseos, el ser de cada uno. La limpieza significa la búsqueda de suciedad (egoísmo) para deshacerse de ella. Cuando declaramos que la casa es Kósher para Pésaj, en realidad estamos declarando que hemos limpiado el alma de egoísmo y que es apta para la transición a la fraternidad y el amor a los demás.

 

Reavivar la unidad

Este año, cuando nos sentemos con nuestras familias en torno a la mesa del Séder, recordemos que Pésaj trata acerca del amor y la fraternidad. Especialmente en estos días de creciente tensión social, es una buena idea recordar que las raíces de nuestra nación son la unidad, la solidaridad mutua y el amor que cubre todos los demás sentimientos. Reavivemos todo esto entre nosotros y saltemos al próximo nivel: libres del Faraón, en fraternidad y afecto.

¡Feliz Pésaj!

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