Podemos educarnos y aprender por nosotros mismos o podemos dejar que el nuevo coronavirus lo haga por nosotros, pero mientras esperamos que se encuentre una vacuna o una cura, el viejo mundo se desmorona y no hacemos nada por dar forma a algo nuevo, ¿no es obvio que no podemos seguir así? ¿no es claro que si la gente no tiene ingreso ni ocupación ni nada que hacer durante el día, se desatará el infierno?
Hay una buena razón por la que el gobierno presentó una nueva iniciativa de empleos titulada «encuentra algo nuevo», pues «los trabajos están cambiando y la pandemia aceleró el ritmo». Los trabajos no sólo están cambiando, están desapareciendo y se deben crear nuevos.
Como ya sabemos que el virus va a estar aquí por mucho tiempo, también debemos saber que los trabajos de ayer son, bueno, son de ayer. Para cuando el virus desaparezca, si alguna vez lo hace, estos trabajos no serán más que un recuerdo.
El virus no está destruyendo a la humanidad; la está transformando. Nos obliga a mantener sólo ocupaciones valiosas para la vida y libera al resto de la gente ¿la libera para hacer qué? Para que se conozcan unos a otros.
Somos la primera generación que realmente no necesita trabajar para ganarse la vida. Podemos mantenernos con el trabajo de muy poca gente y con máquinas muy inteligentes. Los que quieran, pueden trabajar en estos trabajos esenciales, el resto nos liberamos para socializar sin competencia, sin necesidad de demostrar nuestro valor, sin miedo a ser despedidos y sin necesidad de defender nuestra felicidad.
Ahora podemos descansar y reflexionar en lo que queremos de la vida. Y lo que queremos, es amor. Todo el mundo lo quiere, incluso los más duros. Así fuimos hechos. Podemos mentirnos a nosotros al respecto, pero no a la Madre Naturaleza.
Por eso, ahora que la tecnología puede hacer la mayor parte del trabajo físico, somos libres para ocuparnos de nuestras emociones. Ahora es nuestro momento de aprender a amarnos y construir una sociedad sólida, donde la responsabilidad mutua y el cuidado genuino sean los componentes básicos de la vida.
Puede parecer extraño leer sobre el amor, cuando hay tanto odio en todas partes, pero el odio desenfrenado es exactamente la razón por la que, tan desesperadamente, necesitamos aprender a amar. Así, mientras algunos seguimos trabajando junto a las máquinas, el resto deberíamos aprender el oficio del futuro: cuidarnos unos a otros. A algunos les puede gustar la idea y a otros no, pero un futuro garantizado de desempleo casi total y la necesidad de sobrevivir, finalmente convencerá, incluso a los más obstinados, de que cuidarnos mutuamente es la mejor y única forma de vivir.
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