Recuerdo vívidamente hace 20 años, cuando vi los ataques terroristas del 11 de septiembre en vivo, por televisión. Mi hija, entonces adolescente y yo estábamos hojeando un colorido libro recién publicado, cuando de repente se apartó de las páginas y vio la pantalla de la televisión y dijo: «¡Mira lo que está pasando!»
Inicialmente dije: «No, es una película», pero pronto me di cuenta de que era real. EUA estaba sitiado y el mundo entraría en una nueva era de amenazas terroristas a gran escala.
Inmediatamente sentí que habíamos presenciado sólo el inicio de una máquina terrorista bien engrasada, una acción meticulosamente coordinada perpetrada por individuos dispuestos a morir por un ideal y, nada podía detenerlos.
La serie de vuelos secuestrados como armas, contra el World Trade Center, el Pentágono y el accidente aéreo en Pensilvania, cobró la vida de casi 3,000 personas. Desafortunadamente, no veo que después de dos décadas del ataque terrorista más mortífero en suelo estadounidense, el mundo haya cambiado realmente.
El mundo no sintió este golpe como señal de necesidad de conexión.
Al contrario, cada nación actúa de forma egoísta y privada. Los países gastan millones tratando de negociar con organizaciones terroristas o de eliminarlas, pero no logran nada, porque no lo hacen en un esfuerzo coordinado.
Por el contrario, los terroristas están realmente en contacto entre ellos, tienen gran poder, dinero y armas, inteligencia eficiente y saben muy bien qué hacer, cómo operar y cuándo. Por eso nuestros esfuerzos por erradicar el terrorismo han resultado infructuosos.
Los fundamentalistas islámicos tienen una ideología radical y profundamente arraigada y nada la rompe. Hoy, el terrorismo es una profesión. Un terrorista puede estar en el poder, dirigir un país y ser aceptado y respetado en organizaciones internacionales como, Naciones Unidas, ya lo vimos en Asambleas Generales anteriores con el difunto Yasser Arafat y otros.
Dado que la humanidad no ha aprendido nada, podemos esperar más y mayores ataques, en cualquier parte del mundo. Somos como niños que se niegan a admitir sus defectos, para formar una fuerza unida y enfrentar a un enemigo común.
Por ahora, los terroristas se guarecen y se refuerzan, esperan la oportunidad para causar daño, mientras los gobiernos de ambos extremos del espectro político, deliberan y buscan cómo contrarrestar la amenaza. El siguiente evento podría fácilmente ser, una explosión atómica en un lugar sensible del mundo.
El canal de Suez en Egipto y otros lugares emblemáticos, podrían ser objetivos potenciales. Hoy, el mundo es redondo y si un lugar explota, se propaga con fuerza por todo el mundo.
Las organizaciones terroristas tienen un principio, su doctrina cree en un poder supremo que debe gobernar el mundo; esa es la fuerza que los impulsa a actos radicales, contra todos los que piensan de manera diferente. Por otro lado, el negocio del terrorismo es lucrativo.
¿Los terroristas suicidas en Gaza deben trabajar? Por supuesto no. Junto con su familia, reciben ayuda financiera generosa de los regímenes ricos.
El vigésimo aniversario del 11 de septiembre también coincide con la retirada de Estados Unidos de Afganistán, como resultado de una operación muy larga y costosa, incluso después de que Osama Bin Laden ya no está, el mundo no es un lugar seguro.
Por otra parte, en los países se reforzaron las fronteras y las medidas de seguridad intensifican las encuestas a toda la gente, pero es todo. Además, de las acciones para demostrar el orgullo de EUA, Rusia y sus aliados, para combatir el terrorismo en el mundo, no veo que se haga nada en serio para eliminar esta plaga.
El propósito del fundamentalismo islámico es simple: izar la bandera del islam en toda la tierra.
Por el momento, hay conflictos entre las diferentes facciones que han existido por cientos o miles de años, pero creo que estas divisiones cesarán en el futuro. Eventualmente llegarán a un acuerdo y veremos a todas esas organizaciones, unirse bajo un paraguas, como una sola organización con la intención de que todos los países se dobleguen a su voluntad.
Esa es su Torá, su religión, el ideal por el que quieren vivir y morir. Son fundamentalistas, no terroristas, ven un objetivo inquebrantable en la vida.
Por eso, para Occidente es caso perdido, explicarles lo que se necesita y su versión de los principios sobre los que se debe construir el mundo. Nada puede cambiar sus creencias.
En esas circunstancias, EUA y Occidente, terminarán antes de que desaparezcan grupos extremistas como los talibanes y otros, con una base sólida, antigua y fuerte, dispuestos a morir por su causa. Mientras tanto EUA está enredado en nombre de la democracia.
Nos guste o no, contra el terrorismo, una solución militar será sólo un paliativo. Un enfoque más completo debería incluir una solución a un nivel más alto que nuestros cálculos terrenales.
La unidad es el único ingrediente que necesita el mundo, pero no tiene idea de cómo lograrla. La misión del pueblo de Israel, es convertirse en ejemplo de conexión para allanar el camino para el resto del mundo. Si queremos paz y convivencia, ese es el camino a seguir.
Se debe aprovechar una base aún más antigua, fuerte y sólida, la base de la nación israelí, el método de conexión de Abraham el Patriarca.
Como escribió el principal cabalista Rav Yehuda Ashlag, la nación israelí fue construida como puerta de entrada para toda la humanidad y en todo el mundo, hasta que lleguen a ese punto, podrán entender la amabilidad y la tranquilidad que hay en el amor de los demás. Así la imagen de la realidad será agradable y segura.
Gran verdad!!! Todo cambia menos nosotros, lo mismo es como lo que pasó en EU, que el terrorismo de como nos dirigimos a los demás😔😔Muchas gracias 🙏🙏 Dios los bendiga grandemente 🙏🌹🙏