Vivimos tiempos tan tensos, que parece que estuviéramos sentados sobre una bomba a punto de estallar. Discutimos de Covid, política, raza y género. Parece que no hay nada en lo que podamos ponernos de acuerdo. Peor aún, parece que simplemente no podemos ponernos de acuerdo. Pero hay una solución: dejar el odio en paz y elevarnos por encima de él. Allí, en ese nivel superior, encontraremos unidad y paz.
La idea no es nueva. El primero en articularla fue el rey Salomón, quien escribió “El odio suscita contiendas y el amor cubre todas las transgresiones” (Proverbios 10:12). Dado que cada uno tiene un carácter y una naturaleza únicos, tenemos todo el derecho a pensar de manera diferente a los demás. Pero, por encima de todas las diferencias, debe haber un amor que nos cubra, como una manta que nos caliente a todos juntos.
Tenemos disputas con todos. Discutimos con nuestro cónyuge, discutimos con nuestros hijos, discutimos con nuestros socios, colegas y compañeros de trabajo y a veces, discutimos con el mesero. Pero cuando hay amor, no odiamos al otro, aunque no estemos de acuerdo.
El punto no es centrarse en los desacuerdos, sino en lo que sentimos hacia los demás y tratar de llegar a preocuparnos por ellos. Si lo hacemos, nuestros diferentes puntos de vista generarán mayor sabiduría y comprensión para todos nosotros.
El progreso no llega cuando hay similitud de opiniones. Sucede cuando hay diferentes puntos de vista entre gente cercana. En ese estado, pueden obtener beneficio de los diferentes ángulos y desarrollar una perspectiva más completa y una comprensión más profunda de todo lo que hagan.
En cierto sentido, necesitamos ser multifacéticos: en el fondo hay desacuerdo, por encima, hay cuidado. Después, además del cuidado, surge un nuevo desacuerdo y por encima construimos otra capa de cuidado y preocupación.
Aquellos que han estado con la misma pareja durante mucho tiempo saben cómo es. Han luchado y se han reconciliado tantas veces que nada romperá su vínculo; es demasiado fuerte. Y ¿por qué es tan fuerte? Porque está hecho de innumerables capas de argumentos y amor que se ha construido una sobre otra. Cada vez, la discusión fue más intensa y el amor que se construyó por encima, fue igualmente poderoso. Al final, se convierte en un amor que no será derrotado por el odio.
Esto es lo que necesitamos construir entre todos, en toda la sociedad. No sucederá en un día, pero no hay escape, porque de lo contrario, nuestra sociedad se desintegrará con horribles consecuencias. Por eso, cuanto antes comencemos, mejor. Y la mejor forma de empezar es dando ejemplo.
O sea, ¿podemos elevarnos por encima de nosotros mismos? Aún no lo sé, pero sé que tenemos que intentarlo.
El artículo está muy bueno, agregaría al odio la palabra ambición y poder puesto que esas tres palabras caracterizan a los tiranos y líderes políticos encargados de encauzar a la gente a una sociedad en armonía y bienestar.