El doctor Martin Luther King Jr. dijo: «Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez consciente». 2020, que la revista Time calificó como el «peor año», apenas terminó, pero ya parece que 2021 «superará» al anterior, por como van sucediendo las desgracias. Parece que la naturaleza lanzó un ataque total contra la humanidad y no cejará hasta que nos mate a todos o, nos rindamos. Pero como siempre sucede con la ciencia y la humanidad, cuando no entendemos la relación causa y efecto, la llamamos milagro o coincidencia. No tiene sentido. Si conduces en contra el flujo de tráfico, te golpearán. El accidente no será coincidencia; será el resultado directo de tu estupidez, como lo señaló MLK.
La naturaleza tiene una dirección muy clara, un flujo de tráfico muy claro, que existe desde los albores del tiempo: todo avanza hacia la conexión. Mientras más evoluciona la criatura, más complejidad demuestra. Esto se manifiesta en todos los niveles de la naturaleza, desde el nivel subatómico a través del cuerpo humano, al ecosistema de la Tierra y hasta el universo. Todo está interconectado y funciona perfectamente dentro del sistema. A su vez, el sistema protege y apoya su continuo desarrollo.
Sólo nosotros, los humanos, estamos conduciendo contra el tráfico. Mientras más evolucionamos, más nos esforzamos por ser independientes, separados, enajenados de todos y de todo. Mientras más insistimos en nuestro individualismo, más golpes sufrimos, precisamente porque vamos contra el tráfico. Si insistimos, tendremos un accidente automovilístico fatal; no hay ninguna duda al respecto.
Nuestra ignorancia de la corriente de la naturaleza y nuestra estupidez al insistir en no conocerla, nos causa todos los golpes que hemos sufrido hasta ahora y nos causará los golpes que estamos destinados a sufrir más adelante. Es una pena terrible, ya que no tiene por qué ser así. Todo lo que necesitamos es reconocer que nosotros también debemos evolucionar hacia la conexión, en lugar de, hacia la división y separación. Esto es todo lo que se necesita para alinearnos con el flujo de evolución de la naturaleza. Y lo que hará que los golpes que estamos sufriendo por ir en sentido contrario, se conviertan en un viento que nos empuje hacia nuevas alturas y logros inimaginables.
La aparente «embestida» de la naturaleza, realmente es obra nuestra. Podemos suavizarla e incluso revertirla en subsistencia, si sólo abrimos los ojos, descartamos nuestra ignorancia, abandonamos la división y abrazamos la conexión que es la cualidad más esencial de la naturaleza.
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