¿Por cuánto tiempo más, hará el dinero que gire el mundo?

[Jeff Bezos, presidente y director de Amazon y propietario de Washington Post, habla en una «cena de celebración» del club de Economía, en Washington, DC, EUA, 13/sep/18. Reuters / Joshua Roberts]

De hecho, construimos un mundo que sólo exalta el dinero y el poder. El dinero da poder, eso permite ganar más dinero, que a su vez da más poder, así que al final, el dinero hace que el mundo gire. Detrás del celo por dinero se encuentra el ego, el motor que impulsa a la civilización. Coronamos al ego, dejamos que construya nuestra sociedad a su imagen y ahora estamos pagando el precio por adularlo.

Joe Biden planea aumentar los impuestos a los ricos, para equilibrar la carga en la gente y financiar parte del peaje financiero forjado por COVID-19, pero no creo que funcione, no en una sociedad donde los ricos son ricos y poderosos. Si va demasiado lejos, simplemente pueden sacarlo del camino.

¿Por cuánto tiempo más, hará el dinero que el mundo gire? Hasta que entendamos que obedecer al ego, no es la solución. Todo seguirá de mal en peor, hasta que cambiemos nuestro estilo de vida, nuestro estado de ánimo, nuestra motivación.

El único sustituto del ego, que creará un mundo donde sea agradable vivir, es el amor. Esa palabra, que tan fácilmente despreciamos, es la única palabra que tenemos para describir la fuerza más poderosa que existe: el poder de dar. Podemos burlarnos de la palabra, ridiculizar y menospreciar a cualquiera que aluda a la noción de amar o de dar, pero nos equivocaríamos a hacerlo. Nada es más poderoso que el amor.

Piénsalo: ¿Estarías aquí si no fuera porque tus padres te amaron? ¿estaría el mundo si no fuera por los billones de especies que continuamente crean descendencia? A pesar de las innumerables fuerzas destructivas que nos rodean, la vida continúa e incluso evoluciona, porque el poder de la vida, el poder de dar y cultivar vida, es más fuerte.

Hasta principios del siglo XX, esa fue también la situación en la sociedad humana. Pero desde entonces, las fuerzas destructivas del ego en la humanidad, se intensificaron hasta el punto en que ahora representan un riesgo existencial, no sólo para nuestra especie, sino para el planeta. Ahora, nosotros, la humanidad, debemos hacer un esfuerzo consciente para elevar el poder de amar y dar, por encima del poder del ego, el deseo de tomar para mí todo lo que pueda, como pueda y tanto como pueda.

Los diez multimillonarios pueden ser ejemplos llamativos de egoísmo, pero si nosotros estuvimos en sus zapatos, seríamos iguales y actuaríamos igual que ellos. La plaga está en todos nosotros, así que sólo juntos podremos sanarla. Si lo pensamos, unidos podemos cambiar el paradigma de tomar, a dar y convertirnos en «padres», progenitores de un mundo que opera con un combustible nuevo.

En el Nuevo Mundo, nadie se quedará quieto hasta que todos estén seguros y atendidos. Así como el cuerpo no tiene descanso ni tranquilidad, a menos que todos sus órganos estén bien, lo mismo sentiremos por todos y cada uno en el mundo, que todas son parte de mí y no puedo estar en paz si alguien no está en paz.

Hoy, esa mentalidad es una necesidad. Nos volvimos tan interdependientes que, a menos que nos ocupemos de todos, todos sufriremos. Si tenemos esta mentalidad, floreceremos. Si la evadimos, sellamos nuestro destino.