Componen obras maestras que iluminan la vida, pintan cuadros que capturan el espíritu de su tiempo y cincelan íconos vibrantes en la piedra sin vida. Los grandes artistas nos enriquecen la vida y la llenan de emoción y asombro. Sin embargo, algunos grandes artistas fueron (y son) personas desagradables. El compositor Richard Wagner, era antisemita rabioso. De las siete mujeres principales en la vida de Pablo Picasso, dos enloquecieron y dos se suicidaron. Gustave Flaubert, autor de Madame Bovary, pagó por sexo con niños y el novelista Norman Mailer, en una ocasión trató de matar a una de sus esposas. De hecho, hay suficientes ejemplos de artistas detestables, que hacen que esperemos que sean desagradables en lugar de lo contrario.
De hecho, no hay ninguna razón por la que la gente creativa deba ser «mejor» que el resto. El arte y la moral no tienen nada que ver y si esperamos que tengan, es nuestro error.
La gente creativa, excepcional por su propia naturaleza, es aún más propensa a los defectos morales que los demás. Sus máximos son más altos que los nuestros y sus mínimos son más bajos que los nuestros. Se mueven entre extremos, pero al final son lo mismo que todos nosotros: individuos egoístas.
Todos tenemos los sentimientos y pensamientos más elevados y nobles, junto con los más bajos y despreciables. Hasta que reconocemos lo que tenemos dentro podemos crecer. Si tenemos sólo un lado de la balanza, nunca conoceremos el otro lado y no podremos elegir entre ellos. Seremos robots, no seres humanos.
El rey Salomón dijo: “No hay hombre justo en la tierra, que haga el bien y no peque” (Eclesiastés 7:20). En otras palabras, hasta que descubrimos nuestra verdadera naturaleza, podremos elegir conscientemente ser buenos y eso nos convierte en personas justas en lugar de robots.
Hasta que seamos corregidos, todo lo que hagamos será para nosotros mismos. Los artistas no son excepción, pero eso no disminuye la grandeza de su obra. Porque llegan a los extremos, cuando están en lo alto, crean obras verdaderamente gloriosas que todos podemos disfrutar. Pero, no debemos esperar que sean correctos en su vida personal, porque ellos también tendrán que pasar por el mismo proceso de darse cuenta de la maldad de la naturaleza humana y decidir superarla.
En algún momento, todos tendremos que entender nuestra naturaleza y reconocer el daño que nos infligimos unos a otros y a la naturaleza. Nos daremos cuenta de que, para sobrevivir, debemos volvernos más justos y menos malvados, de lo que tendemos a ser. Mientras tanto, podemos beneficiarnos de las obras de grandes artistas y si nos hacen reflexionar sobre la vida y su sentido, mucho mejor.
Extraordinario!!! Y TOTALMENTE DE ACUERDO. En cualquier instante se pierde todo o en un instante santo se recupera con el TODO. DIOS. muchas gracias. DIOS los bendiga grandemente.