¿Por qué el mundo ríe cuando los judíos lloran?

Foto: Francia, París, 2021-05-22. Fotografía de Xose Bouzas / Hans Lucas. Manifestación pro-palestina en apoyo a Palestina en París, Plaza de la República.

Un estudiante de Israel me preguntó por qué siente que cada vez que alguien dice algo malo sobre Israel, el mundo entero se une al coro. Mi respuesta fue simple y concisa: nos estamos portando mal con el mundo, por eso el mundo siente así por nosotros.

Me gustaría dar más detalles. Nosotros, los judíos, debemos dar ejemplo de buenas relaciones con todos, pero ante todo, entre nosotros. Necesitamos mostrar unidad, paz y amistad. Se supone que en el pueblo de Israel somos responsables unos de otros. Si lo hacemos, el mundo nos respetará. Pero como no lo estamos haciendo, nos trata con desprecio.

Actualmente, las relaciones entre las diferentes facciones de la sociedad israelí son horribles. Y no podemos separar lo que sucede dentro de la sociedad israelí de la forma en la que el mundo nos trata, pues somos parte del mundo; fuimos formados con “representantes” de todas las naciones. Nuestros antepasados ​​vinieron de todas las naciones del mundo y formaron un grupo ideológico que creía en el lema del rey Salomón (Proverbios 10:12), «El odio suscita contiendas y el amor cubrirá todas las transgresiones». Los primeros representantes de la humanidad formaron una nación que entendió la idea sublime que hoy parece excéntrica: paz entre las naciones.

Esos antepasados ​​lucharon duro para mantener su unidad por encima de las diferencias y del odio que estallaba en ocasiones; trataron de permanecer fieles a su deber de ser “luz para las naciones”, de dar ejemplo de unidad. Incluso acuñaron el lema que prácticamente todas las religiones y sistemas de creencias han adoptado de una forma u otra: «Ama a tu prójimo como a ti mismo». De hecho, ¿hay algo más alto que eso? Aunque finalmente colapsamos en el odio y nos dispersamos por todo el mundo, el legado de unidad y el deber de los judíos permanece arraigado en el subconsciente de la humanidad.

Así como las naciones se sienten orgullosas o avergonzadas de sus atletas, que compiten en los Juegos Olímpicos y así como la gente se siente conectada con grandes líderes, científicos, exploradores, novelistas, compositores y otras personas reconocidas en su nación, incluso si vivieron hace muchos siglos, también se sienten conectados con sus representantes del antiguo pueblo de la unidad, el pueblo judío, aunque en un nivel más subliminal. Por eso, cuando los judíos cumplen su deber de unir a los «delegados» de las naciones, es decir, los propios judíos, en una nación unida, reciben el aplauso del mundo. Pero, cuando fracasan y caen en disputas y divisiones, atraen la ira del mundo.

Esta responsabilidad de los judíos es la razón por la que la atención del mundo siempre estará en el pueblo judío, por eso, los judíos siempre serán juzgados con un estándar más estricto que el resto de la gente y por eso, la humanidad atribuye a los judíos todas las desgracias que le acontecen al mundo. En su libro Orot HaKodesh (Luces de santidad), Rav Kook, un gran líder espiritual y el primer gran rabino en el asentamiento judío en Israel, escribió sobre el deber de los judíos hacia el mundo: “Ya que nosotros (los judíos) fuimos arruinados por odio infundado y el mundo se arruinó con nosotros, seremos reconstruidos por amor infundado y el mundo será reconstruido con nosotros».

Espero y rezo por nuestra unidad, por nuestro bien, pero sobre todo, por el bien del mundo.

Para obtener una explicación más detallada, consulta el enlace a continuación: “Como un Manojo de Cañas: Por qué la unidad y la responsabilidad mutua están hoy en la agenda del día”.