Muchos psicólogos creen que la felicidad duradera es fantasía, que incluso cuando somos felices, es sólo por un momento. Por ejemplo, Mandy Kloppers, terapeuta cognitivo-conductual del Reino Unido, escribe sobre la felicidad: «A todos se nos enseña a creer que la felicidad se puede alcanzar». Sin embargo, “Este concepto erróneo es la razón por la que la felicidad es esquiva. La felicidad no es un estado constante, es más un sentimiento fugaz que te invade… Por un momento especial te das cuenta de que te sientes realmente en paz y que todo se siente bien en tu mundo. Sin embargo, no es posible mantener este estado «.
Además, el profesor de psicología Frank McAndrew escribe en la revista Psychology Today que desde la década de 1960, “se han publicado miles de estudios y cientos de libros con el objetivo de aumentar el bienestar y ayudar a la gente a llevar una vida más satisfactoria. Entonces, ¿por qué no somos más felices? ¿por qué las medidas de felicidad autoinformadas han estado estancadas durante más de 40 años? Perversamente, los esfuerzos para que haya más felicidad podrían ser un intento inútil de nadar contra la corriente, ya que en realidad podemos estar programados para estar insatisfechos la mayor parte del tiempo».
En verdad, estamos programados para estar insatisfechos, no sólo la mayor parte del tiempo, sino todo el tiempo. Nuestros sabios lo dijeron hace miles de años, cuando escribieron en el Midrash: “Uno no deja el mundo con la mitad de los deseos en la mano, porque el que tiene cien quiere doscientos; el que tiene doscientos quiere cuatrocientos».
Sin embargo, la sensación de que todo está bien en nuestro mundo, como dijo Kloppers, es posible e incluso de forma permanente. Para lograrlo, necesitamos saber qué buscar. De hecho, la única razón por la que parecemos estar “programados para estar insatisfechos” es para impulsarnos a seguir buscando, hasta encontrar un estado armónico que nos mantenga felices.
Lo que pasa es que el hombre no puede estar en paz ni sentir que todo está “bien en nuestro mundo” mientras que el resto del mundo no esté bien. Nosotros, toda la humanidad y de hecho, toda la realidad, somos un sistema, ¿podemos sentirnos bien cuando cierto órgano dentro de nosotros está enfermo? ¿puede funcionar bien una máquina cuando una de sus partes está rota? El hecho de que pensemos que podemos ser felices e incluso esperar que dure, atestigua el nivel de ignorancia de nuestra conexión. Si nos diéramos cuenta de lo conectados que estamos todos, no soñaríamos en ser felices ni siquiera en estar contentos, hasta que toda la gente en el mundo y todos los seres que existen, se sintieran así. Esto puede ser un cálculo difícil, pero entenderlo es el primer paso para lograr la felicidad.
Cuando te des cuenta del nivel de conexión de todas las piezas de la realidad, entenderás que el propósito de la vida no se relaciona con un individuo, sino con todos y con todo en conjunto. El propósito de la vida es que haya armonía en todas las partes de la realidad. La felicidad no es una meta en sí, es el resultado de lograr unidad entre todos los elementos de la realidad.
Los momentos de felicidad que sentimos hoy, son fugaces pero preciosos. Nos recuerdan las sensaciones que podemos tener en la vida y al mismo tiempo, nos muestran que aún no estamos allí. Estos momentos son valiosos, no porque nos hagan sentir bien, sino porque nos recuerdan nuestro objetivo final: la armonía de todas las piezas de la realidad, cuando cada parte da y recibe y al mismo tiempo está totalmente satisfecha y se entrega totalmente.
En ese estado, perdemos nuestro sentido del yo, pues se funde con el todo. Una vez que estamos allí, nos damos cuenta de que no sólo somos parte de la realidad, sino que la convertimos en lo que es; somos sus amos, sus servidores, sus benefactores y sus beneficiarios, todo al mismo tiempo.
GRAN VERDAD!!! Muchas gracias 🌹 Dios los bendiga grandemente 🙏🌹🙏🙏