Sólo en el segundo semestre de 2021, más de 25 millones de estadounidenses renunciaron a su empleo. Esta oleada, llamada «gran renuncia» o «gran dimisión», es la mayor oleada de renuncias, desde que se empezaron a registrar datos, a principios de siglo. En este momento, el fenómeno es más frecuente en ocupaciones de bajos ingresos o en trabajos especialmente duros y a menudo poco gratificantes, como el del personal sanitario. Sin embargo, preveo que abarcará todas las profesiones y no sólo los empleos menos populares o mal pagados y se extenderá no sólo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.
Puedo entender a la gente que renuncia. ¿Qué sentido tiene esclavizarse por un trabajo que te lleva una hora para ir, otra para volver y que no te deja tiempo para ti ni para estar con tu familia? Además, es mejor que trabaje menos gente; habrá menos residuos de plástico, menos contaminación atmosférica y menos de todo lo que está envenenando el planeta.
Antes trabajaba menos gente, sobre todo porque las mujeres no trabajaban, pero los hombres también trabajaban menos horas y pasaban menos tiempo en el traslado. ¿Qué nos dio la modernidad, además del agotamiento y la mala salud? Pensábamos que este estilo de vida sería satisfactorio, pero comprobamos que, a partir de cierto punto, la búsqueda de una carrera y de riqueza nos estropea la vida.
Por eso, creo que es bueno que nos volvamos menos materialistas y más indiferentes y perezosos. Cuando la gente deja de trabajar, se da cuenta de que puede arreglárselas con menos dinero y seguir disfrutando lo básico y necesario. A cambio, logra libertad.
Creo que estamos en un proceso natural y no necesariamente negativo. Puede ser inconveniente para empresarios y gobierno, pero no creo que sea negativo ni que tengamos que «atenderlo». La tecnología puede ocuparse de nuestras necesidades y si la gente considera necesario trabajar, trabajará.
El estado actual de sobreconsumo es una distorsión de la sociedad, una carga para el planeta y no beneficia a nadie más que a los accionistas de las empresas que nos venden lo que no necesitamos, que es, casi todo lo que producen.
Especialmente ahora, cuando la gente está empezando a plantearse preguntas serias sobre la vida, no quiere que se le cargue con necesidades materiales más de lo necesario. Necesita tiempo para reflexionar y cuestionar la vida, para explorar en su interior lo que quiere de la vida y de las relaciones.
Estamos en medio de una formidable transformación. Requiere tiempo, energía y paciencia y, aleja la mente de la gente, de lo mundano.
Mientras más gente adopte esta nueva mentalidad, mejor será para todos. En el otro extremo de las reflexiones se encuentra una nueva visión del mundo que incorpora a toda la gente y rehúye la brutalidad y el narcisismo. Así que, deja que la gente se tumbe al sol y piense; es mejor para todos.
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