Como cabalista que estudia la complejidad de la naturaleza humana, tengo la certeza de que a medida que se agrave la situación en Europa –y sin duda se agravará– también aumentará la presión sobre los judíos. Habrá una escalada de odio hacia ellos y, sin duda, serán perseguidos. Ahora que todavía pueden marcharse llevándose su capital, es el momento adecuado para irse. De otro modo, será mucho más difícil para ellos empezar desde cero, como refugiados.
Recientemente el Huffington Post publicó mi artículo: No hay futuro para los judíos en Francia. El post provocó un animado debate en torno a la permanencia de los judíos en Europa, y más concretamente en Francia. En este artículo me gustaría abordar algunos de los argumentos que aparecieron en los comentarios.
Un buen número de comentarios consideró derrotista la idea de abandonar Francia. Algunos propusieron que los judíos se defiendan con armas; otros escribieron que los símbolos judíos como la kipá [solideo judío] deberían mostrarse públicamente para desafiar la violencia hacia ellos; y otros sugirieron que ya que los judíos han sido perseguidos dondequiera que han ido, no hay motivo para ir a ningún otro sitio, porque también serán perseguidos en sus nuevos países, así que más vale quedarse donde están y “capear el temporal”.
Salir de Europa puede ser derrotista, o no; pero lo cierto es que, tal como lo veo, los judíos no tienen futuro, no solo en Francia, sino en toda Europa. Exceptuando unos cuantos activistas de extrema derecha, estoy seguro de que los europeos no harán nada contra el avance del Islam en el continente. El oficial de policía alemán que dice “Me encantaría ayudarte… pero no puedo” a esa mujer alemana aterrada por las agresiones sexuales de una turba de inmigrantes musulmanes fuera de control, representa la incapacidad de Alemania para hacer frente a la oleada migratoria. Su conducta irrespetuosa y fuera de la ley fue confrontada con “policías abrumados, escasez de personal y poco equipamiento”, y esto les animará a emprender acciones aún más osadas en cuanto haya oportunidad.
La historia se repite
En la década de 1930, los judíos alemanes no creían que fuera a sucederles nada malo. Cuando finalmente estuvieron preparados para huir, ya nadie quiso aceptarlos y la gran mayoría pereció en el Holocausto. Por eso finalicé mi artículo sobre el futuro de los judíos en Francia diciendo que, afortunadamente, ahora contamos con un estado judío. También antes de la Segunda Guerra Mundial los líderes judíos aseguraron a sus comunidades que nada iba a sucederles. Hoy escuchamos vocesdiciendo que no hay motivo para alarmarse. Se equivocaron en el pasado. Y se equivocan en el presente. Es preciso que aprendamos de los errores del pasado.
Confieso que Israel no es el lugar más fácil para los nuevos olim [inmigrantes judíos que llegan a Israel]; yo mismo lo experimenté en su momento y uno de los lectores lo señala en su comentario a mi artículo anterior. Sin embargo, aquí es donde debemos estar. Aquí es donde debemos unirnos y construir una sociedad cohesionada para proporcionar un modelo de unidad que el mundo desee emular.
Es comprensible que los judíos europeos puedan decantarse por los EE.UU. o Canadá como nuevo hogar. Allí la barrera del idioma es prácticamente inexistente y el estilo de vida es mucho más similar al que llevan los judíos en Europa. Sin embargo, a largo plazo, tampoco veo un futuro brillante para los judíos en Estados Unidos. El antisemitismo se extiende velozmente por todo el mundo, y los EE.UU. es un país repleto de antisemitismo. Es solamente cuestión de tiempo que estalle allí con toda virulencia.
No obstante, es posible revertir esta tendencia siempre y cuando empecemos a actuar proactivamente. El pueblo judío tiene una misión. Debe unirse y transmitir el espíritu de unidad al resto del mundo. Esta unidad puede lograrse por voluntad propia, aceptando ese cometido, o por la fuerza: las naciones lograrán que nos aglutinemos debido a la presión, pero esto último no es verdadera unidad.
Por todas partes oímos que somos únicos, diferentes… pero sobre todo ¡que somos culpables y responsables! Si eludimos nuestra misión, los antisemitas pondrán a la humanidad en contra nuestra y pagaremos un alto precio por negarnos a llevar la unidad al mundo. Pero si decidimos unirnos y convertirnos en una “luz para las naciones” –empleando la alusión bíblica– el mundo nos aceptará. Y seremos bienvenidos allá donde vayamos.