La guerra en Ucrania, la incapacidad del mundo para sancionar a Rusia de manera efectiva, la distribución desigual de medicamentos, la distribución desigual de riqueza, alimentos básicos, educación, dondequiera que veas hay brechas crecientes y una inestabilidad creciente en la sociedad humana. Ahora echemos un vistazo a la naturaleza. En la naturaleza, todo es equilibrado y armónico, sincronizado hasta el último detalle.
Hay un famoso fenómeno natural llamado «sincronización espontánea» que hace que cuerpos próximos, sincronicen su movimiento. Los metrónomos, por ejemplo, espontáneamente sincronizan su ritmo, incluso si deliberadamente los inicias en momentos diferentes.
Pero la sincronización espontánea, no sólo se aplica a los marcapasos; se aplica a todos los niveles de la realidad. Así es como Steven Strogatz, galardonado profesor de matemáticas aplicadas de la Universidad de Cornell, explica el fenómeno: “Lo que encuentro más atractivo es que es universal y ocurre en todas las escalas de la naturaleza, desde la subatómica hasta la cósmica. Usa todos los canales de comunicación que la naturaleza haya ideado alguna vez, desde interacciones de gravitación, eléctricas, químicas, mecánicas, es decir, todo. Siempre que dos cosas pueden influirse, la naturaleza lo usa para sincronizarlas”.
Parece que el único elemento en la realidad que “escapa” a la sincronización espontánea es la humanidad. Como si las reglas que se aplican en la naturaleza no se aplicaran a nosotros.
Hasta cierto punto, es cierto. Además de pertenecer al nivel animal de vida, también somos seres que sienten y nuestras acciones están determinadas por decisiones voluntarias. Para sincronizar nuestras acciones, necesitamos querer que suceda. De lo contrario, si dejamos que la naturaleza decida, la naturaleza humana, que inherentemente es egoísta, anulará la naturaleza centrada en el sistema del resto de la realidad, será profundamente discordante y como resultado, profundamente antagónica.
En los últimos años, el nivel de alienación entre nosotros ha aumentado a un nivel que hace que la posibilidad de otra guerra mundial sea un escenario realista. La única forma de evitarlo es sincronizarnos consciente y deliberadamente. Lo que la naturaleza hace espontáneamente, debemos hacerlo conscientemente y por voluntad.
Eso sucede por una buena razón. Cuando elegimos seguir un camino determinado, lo hacemos después de examinar y evaluar todas las opciones a favor y en contra. Si nos comportamos de cierto modo sólo siguiendo nuestro instinto, seríamos animales, no gente. La diferencia entre nosotros y los animales es que pensamos, debatimos y cuestionamos hasta que finalmente decidimos. Como resultado, la imagen que vemos es más completa y profunda que cualquier otro ser de la naturaleza.
Sin embargo, el precio que pagamos por ser conscientes, suele ser demasiado alto. Si queremos vivir en un mundo pacífico donde la gente sea sabia y amable, debemos hacer que suceda. Debemos elegir sincronía y armonía sobre fricción y disensión. Para ello, debemos plantear conscientemente la importancia de la sincronía en toda la humanidad.
La armonía y la sincronía no nos harán iguales ni siquiera similares. Más bien, nos harán armónicos y complementarios. Nos harán disfrutar aportando nuestras habilidades y destrezas por el bien común y juntos construiremos una sociedad fuerte y sólida, cuyos miembros estén seguros, sanos y sobre todo, felices.
Muchas gracias por tan importante la forma que tendremos que que plantean para mejorar la vida que tenemos dirigida por nuestros egos, entendemos con la mente pero no comprendemos con el alma. Yo soy parte de esta falta de armonía, sincronía para que la unidad sea lo primordial. Me apena plasmarlo. Añoro el cambio y me desespera no lograrlo. Dios los bendiga grandemente!!!