En la naturaleza, no hay ni una pizca de odio, excepto en el hombre. Los animales no se odian; es un vicio solo del humano. Pero hay una profunda razón por la que solo exista el odio en los humanos y lo practiquemos con tanta pasión: la envidia, el deseo de poder y respeto, crecen dentro de nosotros todo el tiempo. Cada vez somos más implacables.
En el pasado, podías ver niños jugando en grupo y disfrutando su compañía. Hoy, juegan en sus dispositivos y se enfrentan entre sí, lo único que les importa es ganar.
Si comparas los gatos de hace dos siglos con los gatos de hoy, no encontrarás que se hayan hecho viciosos. Pero si comparas a la gente de hace dos siglos con esta generación, descubrirás que somos mucho más egocéntricos, pensamos que merecemos más, somos descuidados y en general, mucho peor que nuestros bisabuelos. De generación en generación, nos volvimos más belicosos, hirientes y sofisticados en nuestra malicia.
Pero hay una buena razón para esta aparente decadencia perpetua. Somos la única especie en descenso, pues sólo nosotros estamos destinados a hacer la corrección consciente de nuestra naturaleza. La razón del aumento en los niveles de odio en los últimos años y particularmente en los últimos meses, es que éste debe ser muy feroz para que nos obligue a buscar una manera de repararlo.
Mientras más aumente el odio, más nos daremos cuenta de que no podemos superarlo por nosotros mismos, sin embargo, debemos superarlo o se extinguirá la civilización. Esto, a su vez nos llevará, aunque sea contra nuestra voluntad, a trabajar en sanarlo juntos. Y esta cooperación obligatoria, contra un enemigo que habita en cada uno de nosotros, fomentará nuestro amor mutuo. Si no fuera por la intensidad del odio, no habría necesidad de amar. Si no fuera por nuestra derrota luchando solos contra el odio, no nos buscaríamos.
El odio que sentimos nunca desaparecerá. Si lo hiciera, también lo haría nuestra necesidad de amar. Precisamente el creciente odio es lo que nos hace aumentar el amor. Si avanzamos en ′′dos piernas», odio y amor, lograremos conocer el abismo de las emociones humanas, podremos superar conflictos, triunfar sobre ira y odio y en el proceso, entender la profundidad de la naturaleza humana.
Solo si entendemos el papel y el significado del odio, podremos amar de verdad. Y cuando lo hagamos, veremos que todos nosotros, todos los colores, razas, creencias y culturas, fueron creados para odiar, porque sólo así convertiremos el odio en amor, por nuestra voluntad.
Estoy de acuerdo.