Nuestra percepción de la realidad se divide en interna y externa. Nos imaginamos que lo que está en nosotros es amable y bueno, porque sentimos que nos pertenece, por el contrario, imaginamos que lo que está fuera es dañino, malo y extraño.
Por eso podemos justificar fácilmente nuestras acciones, sin importar cuán dañinas puedan ser para los demás y por eso nos resulta mucho más difícil justificar las acciones de los demás.
El consejo para corregir esta percepción egoísta es descubrir que en realidad, los demás son nosotros. Al aumentar nuestra comprensión, conciencia y autorreflexión y en última instancia, al corregirnos con la ayuda de la sociedad que nos rodea, deberíamos poder percibir el mundo como si estuviera dentro de nosotros.
Y surge la pregunta: si el mundo y otras personas están dentro de nosotros, ¿por qué seguimos llamándolos “ellos” en lugar de “nosotros” o “yo”? “Ellos” son pensamientos, cualidades y sentimientos con los que no estamos de acuerdo, percibimos que existen fuera de nosotros.
Se nos da esa percepción para que trabajemos en nosotros mismos y que logremos que estas cualidades se sientan positivas. En la medida en que las sentimos como nuestras propias cualidades, se convierten en nuestras cualidades internas. Del mismo modo, lo que no sentimos como cualidades propias, seguirán sintiéndose externas a nosotros.
Al lograr percibir el mundo como si existiera simultáneamente dentro y fuera de nosotros, será una ayuda para corregirnos más rápido y para sentir el mundo como nuestro interior personal, como las diez Sefirot de nuestra alma. No hay nada más que esta alma y todo lo que percibimos son sus partes.
Cuando nos embarquemos en el proceso de corregir nuestra percepción de la realidad, sentiremos el progreso de inicio a fin, con un impulso tras otro. Podemos compararlo con el tigre antes de saltar. Primero se balancea, luego salta, vuelve a balancearse y vuelve a saltar. Cada vez que damos un salto, logramos incluir una zona adicional que supuestamente era externa.
Esto describe el progreso espiritual para descubrir que existimos en una sola alma. Un alma dividida en partes interna y externa, llamadas en la sabiduría de la Cabalá, Galgata Eynaim y AHP (Awzen, Hotem, Peh). También se le llama Shoresh (raíz), Neshamá (alma) y Guf (cuerpo) que el hombre siente en su interior y Levushim (prendas de vestir) y Heijalot (palacio / estructura) que sentimos fuera de nosotros.
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