No tenemos opción. El COVID-19 reveló que el mundo es un sistema integral y debemos adaptarnos a él. El pronóstico de la comunidad científica internacional advierte sobre olas posteriores y réplicas de la pandemia y, sobre otros golpes naturales que nos obligarán a abordar la amenaza del mismo modo en que se manifiesten, a nivel mundial. De ahora en adelante, necesitaremos desarrollar una perspectiva global y preparar una nueva plataforma en la que apoyemos nuestro enfoque común del futuro.
El coronavirus nos enseñó que, enfrentar un desafío global común con respuestas locales, ya no es suficiente. Por eso, el progreso en el nuevo mundo al que entraremos, a medida que nos recuperarnos de la pandemia, estará determinado por nuestra capacidad de ser una nueva sociedad humana, más consciente de la necesidad de relaciones consideradas entre nosotros y hacia la naturaleza. Debemos interpretar con claridad el mensaje inconfundible de este golpe reciente: todos estamos interconectados, pertenecemos al sistema integral, de una naturaleza integral.
El virus no distingue clase social ni económica ni quién abusa de la ecología, quién la trata bien, quién tiene razón o quién está equivocado. Todos sufrimos las consecuencias de la plaga y nos muestra que estamos encerrados en un sistema circular en el que cada parte es igual al todo.
La humanidad como una familia
Esta pandemia se comporta como un padre severo que regresa a casa después de un duro día de trabajo y sus pequeños hijos que están discutiendo y peleando: «¡Mira lo que me hizo!» «¡No, él empezó!» Al ver que los niños son igualmente culpables, el padre les da un castigo colectivo. Puede que esta actitud no se perciba como justa, pero en el futuro, los hermanos reconsiderarán si vale la pena o no participar en un conflicto.
El castigo queda grabado en su mente y si sacan la conclusión correcta y la analizan, se dominarán y bloquearán sus arrebatos. Incluso el hermano que estaba seguro de que tenía razón, inclinará la cabeza y otro hermano que tal vez no intervino en la disputa, aprenderá del sufrimiento de sus hermanos y dará un paso atrás.
Los países y los pueblos son como hermanos en una familia. Si son lo suficientemente inteligentes como para pactar y equilibrar las relaciones internacionales, mucho mejor. Si se dan cuenta de que son interdependientes y se comportan en consecuencia, todos tendrán una vida buena y feliz. Si no, el «padre» vendrá y educará a toda la prole.
La naturaleza es la maestra, nos ve como uno, no le importa que, por razones egoístas, nos hayamos dividido en pueblos y países, en nuestro intento por controlar a otros. El proceso integral generalizado que la humanidad experimenta con el coronavirus, vino a mostrarnos que en la globalización integral debe haber: conciencia de que todo el mundo es igual, que debemos apoyarnos, cuidar a los demás y nunca aprovecharnos de otros para nuestro beneficio. La base de la competencia será, quién puede hacer más para otorgar a los demás, en lugar de quién puede dominar y abusar de otros, será un sistema de relaciones totalmente diferente.
Por lo tanto, el liderazgo mundial debe establecer un sistema de educación que utilice todos los medios de información posibles, para explicar los objetivos de una sociedad humana unida, para desarrollar una línea completa de lecciones que enseñen a cada uno y a la sociedad, los principios de la consideración mutua, que eduque en el concepto de humanidad como una familia donde todos son atendidos y nadie se queda atrás. Colectivamente, debemos construir una sociedad modelo y una nueva infraestructura social que fomente el voluntariado y la acción orientada a objetivos para mejorar la calidad de vida y la prosperidad para todos.
De forma voluntaria o no, la naturaleza nos obliga a construir la sociedad futura, una humanidad global e integral. Nuestra nueva sociedad debe basarse en el amor a los demás. Debemos expandir nuestra perspectiva para ver toda la realidad. Es hora de presionar el botón de reinicio, que borre nuestro enfoque estrecho de beneficio propio y lo reemplace con una perspectiva amplia que vea la imagen completa de la realidad como una unidad integral.
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