Percibimos la realidad con los sentidos animales: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Para percibir más, necesitamos explorar más allá de los límites de los cinco sentidos, abrirnos paso hacia un campo omnipresente que existe fuera de nosotros.
Hemos fabricado muchos aparatos técnicos para ampliar nuestra percepción: telescopios, microscopios y máquinas de rayos X. Pero, no nos permiten percibir más allá de los sentidos, porque nosotros, sus usuarios, traducimos sus amplios rangos en los límites de nuestra comprensión. De lo contrario, no comprenderíamos lo que ocurre con los dispositivos. Y no traspasamos los límites de los sentidos.
Esto no quiere decir que tengamos que seguir intentando inventar nuevos dispositivos. Al contrario, debemos mejorar y ampliar nuestro yo.
La sabiduría de la Cabalá nos enseña que si investigamos el significado de la vida, es porque necesitamos ampliar la percepción de los cinco sentidos. No es ampliar el rango de frecuencia de cada órgano. Más bien, es entrar en un nuevo campo de cualidades y fuerzas.
Para mejorar fundamentalmente nuestra percepción, debemos pasar de recibir a dar y hacer contacto con el entorno, fuera de nuestros sentidos.
Si los sentidos nos limitan y nos atan al cuerpo animal, ¿cómo podemos ignorar el cuerpo y sentir vida más allá de él? ¿cómo podemos sentir la vida sin que el cuerpo nos moleste? Si lo hacemos, podremos discutir la existencia objetiva de todo lo que está afuera. En eso exactamente se centra la sabiduría de la Cabalá, en ignora lo que percibe el cuerpo.
Por eso, Cabalá descarta relatos de visiones y sonidos fuera de lo común, que mucha gente percibe, lo deja para otras áreas, como psicología. La sabiduría de la Cabalá no tiene conexión con deseos ni con cualidades ni con pensamientos ordinarios, pues pertenecen a la cualidad de recepción que está detrás de nuestro sentido corporal de la realidad.
La sabiduría de la Cabalá se centra en ayudarnos a salir de la recepción y entrar en el otorgamiento. Nos guía para salir de nosotros mismos y sentir el espacio fuera de las interferencias corporales. En Cabalá lo llamamos “salir del cuerpo y entrar al mundo espiritual”.
Y es irrelevante si el cuerpo está vivo o muerto. Empezamos a sentir la realidad con cualidades totalmente diferentes, sin relación con el cuerpo físico. La sabiduría de la Cabalá nos guía para percibir un mundo eterno y perfecto y nuestra adaptación, convivencia y consolidación en ese mundo, también nos hace eternos y perfectos como él.
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