La sociedad actual está dividida porque dividir, es de interés de los políticos. Si nunca hubieras escuchado acerca del racismo y tú y tu familia vivieran al lado de una familia de diferente fe, etnia o color de piel, ¿pasaría por tu mente dudar de su decencia sólo por esas diferencias?, ¿o te relacionarías con ellos de acuerdo a como son como personas?
Las protestas políticas en Rusia y Bielorrusia, los disturbios por Covid-19 en Europa Occidental, la reñida elección presidencial en Estados Unidos y el golpe de Estado en Myanmar, reflejan la crisis de gobernabilidad que está viviendo el mundo. Se perdió la confianza en los gobiernos y la gente sale a las calles, toma armas y trata de forzar su opinión en su país. Los días de gobierno forzado están llegando a su fin. Si la gente no tiene confianza en el gobierno, el gobierno no podrá gobernar. Estamos a las puertas de una nueva era, en la que las sociedades conectadas se gobernarán a sí mismas. Con administradores, por supuesto, pero la sociedad tomará las decisiones y no los grupos élite de manipuladores que predican una cosa y hacen otra.
La sociedad actual está dividida porque dividir, es de interés de los políticos. Ellos tienen retóricas divisivas en cada micrófono que les da voz y el odio que arrojan hace que la gente se enfrente sin ninguna razón.
Piénsalo por un minuto: si nunca escuchaste de racismo y tú y tu familia vivieran al lado de una familia de fe, etnia o color de piel diferente, ¿pasaría por tu mente dudar de su decencia sólo por esas diferencias?, ¿o te relacionarías con ellos de acuerdo a como son como personas? Nos acercamos a un umbral más allá del cual la virulencia de las políticas de odio dejará de funcionar. Gradualmente, la gente comenzará a ver que odiar a los demás por su origen étnico, fe, opinión política, color o cultura no les hace bien. Les daña y beneficia a los políticos que utilizan esta técnica. Cuando esto suceda, la gente estará realmente dispuesta a conectarse y surgirán verdaderos líderes populares.
No serán políticos; serán verdaderos servidores del público, que se aseguren de que todo marche sobre ruedas para que todos puedan participar en lo que realmente los hace felices: estar juntos, socializar, formar vínculos y unirse.
La conexión es un poder en sí. La conexión es el motor de la realidad. Todo lo que vemos a nuestro alrededor está formado por innumerables piezas y elementos conectados de forma intrincada, pero en una armonía perfecta que les permite trabajar juntos impecablemente. Las sociedades animales también funcionan así, del mismo modo lo hacen dentro del ecosistema general donde viven. Sólo nosotros, los humanos, con nuestra política de odio, nos esforzamos por separar lo que no se puede separar, romper lo que no se puede romper y nos frustramos cuando nuestro trabajo y la sociedad que construimos, no funciona ni satisface nuestras necesidades.
Cuando renunciemos a las locuras del discurso de odio y a la cultura de cancelar y aceptemos los diferentes elementos que conforman lo que somos como sociedad, encontraremos que hay abundancia para todos y para cualquiera que quiera unirse. El único criterio para vivir bien es la conexión entre los individuos que componen la sociedad. Gracias a los políticos oportunistas que buscan beneficiarse de nuestra división, ahora aprendimos que el odio no paga. Hemos roto todo y no estamos contentos. Ahora podemos empezar a construir. Ahora podemos comenzar a establecer una sociedad que sigue un único principio: conexión. Todo lo demás caerá en su lugar de forma natural. Y ese gobierno de la conexión será el verdadero gobernador de la sociedad.
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