Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

¿Puede Israel ganar contra del terrorismo?

Israel terrorismoDesde su nacimiento, la nación judía se ha enfrentado a enemigos feroces. Cada vez, un villano diferente ha intentado extinguir nuestra nación. Casi siempre ganaron y casi siempre perdimos, pero al final, seguimos aquí y ellos ya no están.

El terrorismo es un nuevo adversario: mal equipado, desorganizado y sin entrenamiento, pero tenaz y lleno de espíritu de lucha. Precisamente, estas dos últimas eran nuestras armas cuando luchábamos contra enemigos poderosos, ahora nos sentimos perdidos, justo porque no las tenemos. Si reconstruimos nuestro espíritu, ganaremos sin luchar. Si no lo reconstruimos, perderemos por mucho que luchemos.

Los terroristas de hoy tienen más recursos que nunca y no tienen miedo. Nosotros, en cambio, a pesar de tener equipo muy superior, somos tímidos, pasivos y abatidos. Si confiamos sólo en las armas, nos desintegraremos, el país se disolverá y nuestro pueblo volverá al lúgubre estado en que se encontraba antes de la creación de Israel y que culminó en el Holocausto. Si queremos ganar al terror y seguir en Israel, tenemos que actuar en dos niveles: interno y externo. El nivel interno es el decisivo y el que determinará si tenemos éxito. Pero, el nivel externo es vital como medio para permitirnos trabajar en el interno. 

En el nivel externo, debemos cortar los lazos con el enemigo y luchar contra él, como se lucha contra un enemigo. En otras palabras, si vienen a matarnos, debemos matarlos primero. En ese momento de nuestra lucha, no debemos tener ningún pensamiento de paz, porque no la habrás. Por el contrario, mientras más pasivos seamos, más agresivos se volverán ellos y eso provocará más bajas en ambos bandos.

Como en cualquier lucha por la supervivencia en la naturaleza, si tu enemigo quiere matarte y tú vacilas, tu enemigo no se calmará, se hará más agresivo, porque interpretará tu vacilación como signo de debilidad. Pero si muestras fuerza, determinación y coraje, dudará y te permitirá ganar tiempo para hacer lo que tienes que hacer.

Una vez que tengamos paz relativa, debemos centrar nuestro esfuerzo en el plano interno, que es el de la sociedad israelí. El elemento clave que nos hace fuertes es nuestra unidad. Aunque los judíos son famosos por no ponerse nunca de acuerdo, nuestra capacidad para superar nuestros desacuerdos y formar una sociedad con base en responsabilidad mutua y cuidado a los demás, nos ha hecho merecedores del título de Am Segula (pueblo virtuoso), cuya misión fue ser ejemplo de unidad, luz para las naciones.

La Segula (virtud) que nos dio el título, fue nuestra determinación de cultivar amor a los demás, hasta el punto de convertirlo en el principio supremo de la ley judía. Por eso Rabí Akiva dijo: «Ama a tu prójimo como a ti mismo» es el todo y la ley de la Torá.

La unidad del pueblo de Israel era única y digna de elogio, justo porque era muy improbable. Fue la unidad de gente de múltiples orígenes, culturas y etnias, con un acuerdo único: la unidad es superior a todos los valores. Puedes creer lo que quieras y vivir como quieras, pero si valoras la unidad por encima de todo, eres de los nuestros, miembro del pueblo israelí.

La diversidad de los antiguos israelitas les obligó a forjar una unidad muy poderosa, para que pudiera superar las antiguas rivalidades y el recelo natural. Cuando lo consiguieron y se unieron «como un hombre con un corazón», se convirtieron en el modelo que el mundo podía seguir si aspiraba a que hubiera paz entre todos los pueblos.

Tras siglos de luchas y peleas internas, el pueblo de Israel sucumbió a la alienación y la unidad dejó de ser su valor superior. Se dispersó y fue exiliado de Israel y el pueblo judío se convirtió en paria del mundo. No sólo se volvió el ejemplo opuesto al que debían ser, sino que, al hacerlo, negaron al mundo la esperanza de que pudiera haber paz entre todos los pueblos. Por eso el odio a los judíos está tan extendido.

Ahora que estamos de vuelta en Israel, tenemos oportunidad de restablecer nuestra unidad. Si podemos exaltar el valor de la unidad por encima de los demás valores, volveremos a ser luz para las naciones y nos ganaremos el favor del mundo. Sin luchar, ganaremos la lucha en nuestra contra, no porque los árabes se rindan, sino porque querrán unirse a nuestra unidad y querrán que demos el ejemplo que ellos también necesitan.

Pero si volvemos a sucumbir a las luchas internas, no hay duda de que nuestros enemigos ganarán y nos expulsarán de Israel, no porque sean superiores a nuestras capacidades militares. La lucha contra el terrorismo sólo tendrá éxito si es preludio de la verdadera batalla: la batalla contra nuestro odio mutuo.

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Publicado en: Judíos, News

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