Estamos en una era de transición.
A lo largo de las generaciones, el ego humano, el deseo de disfrutar a expensas de los demás y de la naturaleza, se desarrolló hasta un punto en el que ya no sentimos bienestar y estamos llegando a un estado de impotencia al tratar de buscar satisfacción de forma egoísta.
Cada vez tenemos más problemas y crisis en todas las escalas, con aumento de depresión, soledad, ansiedad, estrés, problemas de salud mental, abuso de drogas, tasas de divorcio y tasas de suicidio, por nombrar algunos.
Nuestro modus operandi pasado y egoísta, choca con un nuevo mundo interconectado, interdependiente y global y descubrimos que ya no nos satisface nada de lo que se ha hecho por milenios. Nos sentimos saturados. Ya no sabemos cómo progresar.
Por supuesto, aún hay gente que afirma que podemos resolver los problemas con dinero, poder u otros medios científicos o tecnológicos. Sin embargo, veremos que ninguna de las soluciones propuestas nos ayuda, porque no toman el problema de fondo: nosotros mismos necesitamos cambiar. En otras palabras, nuestras conexiones egoístas -persona a persona, grupo a grupo y nación a nación- necesitan convertirse en conexiones altruistas, donde podamos tener relaciones en armonía, paz y felicidad.
Dado que el ego humano está ante un mundo globalmente interconectado e interdependiente, enfrenta problemas cada vez mayores y precisamente, ese punto de conexión es lo que tenemos que arreglar.
Descubrimos que estamos estrechamente conectados, pero seguimos relacionándonos de forma egoísta, en términos de «¿Qué sacaré de esto?» Por eso, sentimos la creciente conexión como una carga cada vez mayor.
Como seres humanos, somos el más alto de los elementos de la naturaleza y como tal, nuestra civilización tiene que encontrar solución para lograr conexiones positivas. Al hacerlo, resolveremos todos los problemas, porque sin una solución que nos conecte en armonía, no resolveremos nada.
Podemos comparar a la humanidad con un organismo y nosotros somos una célula. Cuando unas células consideran sólo su beneficio, a expensas de las otras células, el organismo colapsa. Vemos que los humanos actúan como parte desconectada y discordante del organismo. La pregunta es: ¿Cómo nos conectamos positivamente? ¿Cuál es el método que puede unirnos en armonía?
Aprender a enriquecer la conexión debe ser nuestro compromiso principal, para que podamos entender de modo óptimo nuestra era de transición actual. Llegó el momento de que la humanidad se eleve a un nivel superior de conciencia, para que todos nos sintamos como una gran familia global. Tenemos que abrir mente y corazón a esa percepción.
Si logramos conexiones positivas, si trascendemos nuestro ego, si compartimos el dolor de los demás y voluntariamente nos volvemos un medio para satisfacerlos, descubriremos que la cualidad divina de amor y otorgamiento viene a nuestra vida y nos guía a un estado más alto.
#transición #cambio #conexión
Respecto a este pensamiento estoy muy decuerdo siempre y cuando nuestro mayor objetivo sea brindar bienestar a los demas seria un mundo mejor aunque el ego te empuja tambien a darte cuenta que necesitas el altruisimo valorar lo que hemos conseguido y dar las gracias por todo también