Se dice que la gente educada no pelea. Por eso, Israel invierte mucho en la educación de los palestinos en Jerusalén del este. En los últimos años, el número de palestinos que estudian bajo el plan de estudios israelí, ha aumentado significativamente. Según una historia publicada en Haaretz, “En los últimos cinco años, el número de estudiantes en el… programa israelí ha aumentado un 160 por ciento”. No hay duda de que las escuelas y universidades israelíes ofrecen mejor educación y más oportunidades para desarrollar carreras académicas y profesionales. Pero eso no hará que los palestinos sean más moderados con los israelíes. En todo caso, usarán su conocimiento para matarnos de manera más eficiente.
En primer lugar, no sólo los palestinos, también nosotros, estamos motivados por la mala voluntad, como está escrito: “La inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud” (Génesis 8:21). Por eso, mientras más conocimiento, más poder tenemos y mientras más poder, más ruina podemos traer sobre los demás. En el caso de los palestinos, su conocimiento se destinará a construir armas de fuego y a diseñar tácticas para usarlas contra Israel y los israelíes. Si esperamos gratitud, debemos olvidarnos.
En segundo lugar, el odio que los palestinos sienten hacia Israel y hacia los israelíes no se puede mitigar con conocimiento. Para mitigar el odio, se requiere un aprendizaje totalmente diferente. Y necesitamos aprender a hacerlo. Precisamos aprender que todos estamos irreversiblemente conectados, que todo lo que hacemos afecta a todos los demás y regresa a nosotros en un ciclo inquebrantable. En otras palabras, necesitamos aprender que la única forma de mejorar nuestra situación en el mundo, es mejorar la situación de todos. Tercero, necesitamos aprender que la conexión irreversible entre la gente también se aplica a las naciones y a toda la realidad. Y debemos reconocer que cualquier daño que infligimos al mundo, invariablemente regresará a nosotros.
Finalmente, debemos aprender que todos nuestros conflictos, en todos los niveles, desde el más personal hasta el internacional, suceden con un propósito único: fortalecer nuestras conexiones. Cada vez que superamos un desacuerdo, en cualquier nivel, fortalecemos nuestra conexión con ese alguien. Así como una pareja que ha estado junta por muchos años, sabe que el secreto de una relación duradera está en las crisis que superan juntos, las relaciones entre países y naciones también se fortalecen con las pruebas y tribulaciones por las que atraviesan.
Las crisis nos obligan a aumentar la importancia de nuestra conexión, eso nos ayuda a superar la disputa. Cuando termina la disputa, tenemos una conexión más fuerte que antes porque aumentó su importancia ante nuestros ojos.
Dicho esto, ningún palestino estará dispuesto a aprender nada de eso, a menos que nosotros, los israelíes, lo implementemos entre nosotros y demos ejemplo de lo que nos esforzamos por enseñar. A menos que superemos las divisiones en la sociedad israelí, aumentando la importancia de nuestra unidad, nadie creerá que somos sinceros, crecerá el odio hacia nosotros y fracasarán todos nuestros esfuerzos por lograr la paz.
La paz comienza en casa. Una vez que hagamos las paces entre nosotros, otros querrán aprenderlo y harán las paces con nosotros. Aprenderán, aunque no les enseñemos, pues nuestro ejemplo mostrará el camino. Pero, lo contrario también es cierto: si luchamos entre nosotros, todos lucharán contra nosotros, como sucede hoy.
Gran verdad!!! Por más métodos que modernos para la educación si no lo hacemos reconociendo nuestra inclinación a seguir repitiendo lo mismo de diferente forma. Nada funcionará. Me pregunto es necesario llegar a la tercera edad para entonces decidir hacer cambios en vida? Cuando los que vienen atrás se podrían ahorr6tanta infelicidad. Muchas gracias. DIOS los bendiga grandemente.