Dios es la naturaleza en la que existimos, es la fuerza de amor y otorgamiento. Los cabalistas escriben: “No hay nada más que Él”, pues es la única fuerza que existe y esta fuerza quiere que nos volvamos como Él.
Podemos compararlo, de alguna forma, con la masa. Imaginemos a Dios o al Creador, como la masa, nosotros estamos en la masa, como pasas. Esas pasas tienen que disolverse en la masa, para volverse como ella, aunque seguimos siendo pasas todo el proceso.
¿Qué es esa transformación? Las pasas representan nuestra naturaleza egoísta, es decir, somos pequeños puntos egoístas que desean beneficio propio en todo momento dentro de la masa, que representa la naturaleza, Dios o el Creador, una naturaleza opuesta, la de otorgar. Por eso, si nuestro acto es otorgar a nuestro entorno, a los demás y finalmente, al Creador, significa que somos uno.
Y alcanzamos el estado de unidad con Dios, adhesión al Creador, equilibrio con la naturaleza: al lograr “amar al prójimo como a ti mismo”, también llegamos al estado de “ama al Creador, tu Dios”. Es decir, tanto la masa como las pasas se vuelven uno. Es lo que debemos hacer.
Es el propósito de la creación. Constantemente evolucionamos hacia ese punto final y tenemos que, o bien despertar voluntariamente para alinearnos con el objetivo y el plan de la naturaleza, o tener nuestro desarrollo bajo la llamada “apisonadora evolutiva”. La fuerza de la masa -Dios, Creador, Naturaleza- presiona a las pasas para que se sientan mal si no inician el proceso de conectarse entre ellas y con la masa. Y deben invitar a la fuerza de amor y otorgamiento a su conexión.
Basado en el video ¿Qué es Dios? ¿quién es Dios? con el doctor Michael Laitman
Excelente reflexión doctor Laitman