¿Qué hace que odies el ego de la gente?

Hoy el mayor problema del mundo es que todos culpan a los demás.

Pero, si nos viéramos en un sistema totalmente interconectado e interdependiente, todos tendríamos la culpa: nadie tendría razón. La maldad que hay en el mundo, es resultado de todos y cada uno.

Imagina que somos ruedas dentadas de una misma máquina. Ninguna puede escapar de la recompensa ni del castigo, porque todas están conectadas y son mutuamente dependientes. En una estructura así, no podemos decir que alguien debe girar de un modo ni obligar a nadie a hacerlo, pues todos se mueven simultáneamente. Así, cada uno necesita someterse a cierta corrección y observar la forma en la que actuamos, llegar a la decisión mutua de dejar de girar en dirección opuesta y comenzar a girar en la misma dirección, donde cada uno tome en cuenta, principalmente el beneficio de los demás y del sistema del que formamos parte.

Por eso, todos somos responsables de lo que sucede en el mundo. No hay criminales ni víctimas. Todos somos responsables de todo lo que sucede, bueno o malo. Lograremos entenderlo cuando veamos que vivimos en un mundo integral, representado por un círculo que no tiene principio ni fin. Y no hay nadie a quien podamos señalar con el dedo ni culpar de nuestros problemas. Todos contribuimos con todo lo que ocurre en la humanidad.

Debemos ver a la naturaleza como un todo, un sistema interconectado e interdependiente y tratar a los demás de forma diferente a como actualmente los tratamos: en lugar de dar prioridad al beneficio propio a expensas de ellos, debemos buscar su beneficio.

Así que, no hay ego de otra persona que tengamos justificación de odiar, debemos entender que yo soy el único criminal en el mundo. A partir de ese momento, puedo comenzar a corregir mi ego y desarrollar una nueva actitud y percepción del mundo. Y también comenzaré a ver que se abre una nueva imagen armónica y pacífica del mundo.