Nosotros, los judíos, enojamos al Creador –repetidamente, una y otra vez– siempre que dejamos que haya división y odio entre nosotros y no queremos conectarnos.
El Creador desea fuertemente nuestra unidad porque, a partir de esa fuerza de conexión, Él podrá revelarse a la humanidad. Cuando facilita esta acción de conexión, el pueblo judío realmente se convierte en una «luz para las naciones» y un conducto de paz y tranquilidad para todos.
Sin embargo, todo está sucediendo al contrario actualmente.
Debido a nuestra separación, estamos impidiendo que toda la abundancia se propague a través de nosotros por el mundo entero. Y debido a nuestro alejamiento el uno del otro, necesitamos pedir perdón este Yom Kipur (día de la expiación).
El rol del pueblo judío y Yom Kipur
Una parte clave en el servicio de oración de Yom Kipur es leer el libro de Jonás el Profeta. En esa historia, Dios ordena a Jonás decir a los habitantes de Nínive, que se habían vuelto muy abusivos unos otros, que, si querían sobrevivir, debían corregir sus relaciones. Sin embargo, Jonás evade su misión y se lanza al mar en un intento de escapar del mandato de Dios.
Al igual que Jonás, los judíos hemos estado evitando sin darnos cuenta nuestra misión durante los últimos 2.000 años. Esta es la razón por la que hemos sufrido terriblemente. Si queremos evitar más sufrimiento, especialmente hoy en día, en tiempos de crecientes oleadas antisemitas, no podemos permitirnos el lujo de seguir siendo indiferentes al rol que tenemos que cumplir.
«Dado que fuimos destruidos por un odio infundado y el mundo fue destruido con nosotros, seremos reconstruidos por un amor infundado, y el mundo será reconstruido con nosotros».
Rav Avraham Yitzak HaCohen Kuk, Orot Kodesh (Luces sagradas), vol. 3
Yom Kipur, considerado tradicionalmente el día más sagrado del calendario judío, se observa el 10 de Tishrey. También es conocido como el día del juicio. ¿Pero quién juzga? ¿Y quién es juzgado?
Es el individuo quien se juzga a sí mismo. Estamos acostumbrados a examinar nuestras acciones en el mundo, pero también debemos examinar nuestras intenciones, especialmente con respecto a los demás: como si tomáramos una radiografía de las intenciones de nuestro corazón, comprobando en qué medida fuimos capaces de elevarnos por encima de nuestros propios intereses egoístas para atender las necesidades y deseos de los demás.
¿Por qué? Porque a través de preocupación así, revelamos el mundo tal y como es: un sistema unificado e interdependiente.
El papel del pueblo judío, como explican nuestros sabios, es allanar el camino para la unidad por encima de todas las diferencias como única solución a todos los males del mundo: servir como un ejemplo de unidad para el resto de la humanidad. Sin embargo, ¿qué vemos en lugar de esto? Vemos una división cada vez más profunda y un rechazo mutuo. Y la consecuencia es que las naciones del mundo se quejan de esa conducta perjudicial, nos desprecian, nos castigan e incluso desean aniquilarnos.
Esta hostilidad hacia los judíos se manifiesta en el aumento de los delitos de odio por todo el mundo dirigidos a judíos sin ninguna otra razón que la religión. Solamente en Berlín se denuncian un promedio de dos incidentes antisemitas cada día, un total de 404 casos en 2019 (hasta abril), según ha informado la comisión de la ciudad para la lucha contra el antisemitismo. En la ciudad de Nueva York, los ataques violentos contra judíos están entrando en una espiral fuera de control con un aumento en los delitos antisemitas de hasta un 82% este año en comparación con 2018 (un total de 152 casos hasta ahora, mientras que durante el mismo período del año pasado, hubo 93 incidentes) según las estadísticas del Departamento de Policía.
Día tras día, la compleja sensación de inestabilidad en el mundo hace que aumente la necesidad de calma y satisfacción de las personas. Esto provoca que cada vez haya más sentimientos antisemitas hirviendo en el seno de la humanidad.
La sabiduría de la Cabalá explica que el odio contra los judíos viene desencadenado por nuestra falta de deseo de unirnos: entre nosotros y con el Creador. Cuando estamos divididos y nos rechazamos, bloqueamos el conducto que lleva la fuerza de amor y conexión –y que pasa a través de nosotros– hacia la humanidad. Es entonces cuando emerge con fuerza la demanda insistente de la humanidad por una vida mejor y con mayor unidad; y nos propinan golpes.
«En una generación así, todos los destructores de las naciones del mundo levantan la cabeza y desean principalmente destruir y matar a los hijos de Israel, como está escrito (Yevamot 63): “Ninguna calamidad llega al mundo sino por Israel”».
Cabalista Yehuda Ashlag, Introducción al Libro de El Zóhar
Transformar un día triste en un día feliz
Yom Kipur es el estado en el que uno revela la fuerza egoísta de separación interna como algo maligno. Una vez que la descubro, puedo acercarme al Creador con este mal y exigirle corrección. Esto transforma el Día de la Expiación en un día de alegría ya que descubro la dolencia del mal que hay dentro de mí, mi naturaleza egoísta. En otras palabras, descubro que mi ego necesita ser corregido para reparar mi relación con los demás: que esa es la causa de toda división, conflicto y crisis en el mundo.
A menudo tendemos a considerar Yom Kipur como un día triste porque no nos damos cuenta de que aquello que se percibe como «malo» puede usarse como trampolín para alcanzar el bien. Lo que se considera bueno o malo depende completamente de la actitud de uno. Pongamos que, durante una visita rutinaria al médico, uno descubre que está enfermo, entonces el mal se revela para que pueda ser tratado y curado. Este es un ejemplo de cómo el descubrimiento de algo malo en ti resulta ser algo bueno.
«No hay un momento más feliz en la vida de una persona que cuando descubre cuán absolutamente impotente es y pierde la fe en sus propias fuerzas, ya que hizo todos los esfuerzos posibles, pero no alcanzó nada. Esto es porque, precisamente en ese momento, durante ese estado, ya está preparado para una plegaria completa y nítida al Creador».
Cabalista Yehuda Ashlag, Pri Jajam: Igrot Kódesh.
Este momento es llamado un «Día de Expiación» personal. Y a partir de entonces, la persona puede estar segura de recibir la luz de la corrección.
Nuestra inscripción en el libro de la vida
Espero sinceramente que empleemos Yom Kipur como una oportunidad para la introspección y nos demos cuenta de la verdadera razón de nuestro sufrimiento y el sufrimiento del mundo con el fin de que podamos cumplir el rol que la humanidad espera de nosotros:
«La nación de Israel fue construida como una especie de puerta de entrada a través de la cual las chispas de la purificación fluirán hacia toda la humanidad, por todo el mundo, hasta que puedan percibir el placer y la serenidad que existen en el núcleo del amor de los demás».
Cabalista Yehuda Ashlag, El Arvut (garantía mutua).
Ojalá todo el pueblo judío sea un ejemplo a seguir y sea inscrito y sellado en el Libro de la Vida, por un buen año.
Gracias por la información
Mucha luz y bendiciones para todos
Unidad y Amor para todos !!
Gracias por Tanto Rav Laitman
exactamente es el estado en que estoy, reconociendo que no soy nada y leer este artículo me ha cambiado en verdad la sintonía y el sentido de mi vida, aunque no soy judía me dio por seguir la página de la Kabbalah y me parecía increíble cómo se conectan conmigo y mi sentir, muchísimas gracias por sus artículos y compartir la luz.