El universo una vez se comprimió en un solo punto, explotó en lo que conocemos como Big Bang y sus partes se dispersaron omnidireccionalmente, hasta que hubo un lugar de equilibrio entre las fuerzas que actuaban sobre ellas.
La naturaleza en general nos lleva a ese equilibrio. Actualmente estamos dentro del proceso de expansión, lejos del centro de conexión. Algunos científicos dicen que este proceso debe terminar y habrá otro proceso, ya sea de conexión o al menos de retorno a alguna nueva forma de equilibrio. De hecho, podemos influir en los cuerpos celestes para que regresen a su centro y veremos, hasta qué punto influimos en la miríada de galaxias, estrellas y planetas para que se conviertan en una sola entidad.
¿Cómo podemos influir en el universo? Primero, necesitamos entender que el universo es un solo deseo. El proceso de dispersión y conexión es paralelo al proceso espiritual, cuando sintamos conexión total, como un solo deseo, un estado que en la sabiduría de la Cabalá se llama “alma de Adam HaRishon”. Este deseo se rompió en una enorme cantidad de partes.
En cada uno, hay una pequeña parte de ese deseo o alma general. En hebreo, la palabra para “seres humanos” es “Bnei Adam” (hijos de Adam), pues salimos de esa alma inicial y de acuerdo con Cabalá, el propósito de la vida es reconectar nuestro deseo de volver -que hoy es distante, roto y disperso-, a ese único deseo o alma. Al relacionar nuestros muchos deseos con un solo objetivo final, donde una fuerza superior lo une todo como uno solo, podremos ver que todas las partes del universo se acercan en una sola totalidad y unidad. Y cuando alcancemos ese estado final, lograremos la sensación de perfección y eternidad.
Y de la sensación eterna que alcanzaremos al fin de nuestro desarrollo, también podremos aprender del universo cómo vivir en un espacio infinito. Vemos este fenómeno en la astronomía, donde pensamos que cierto espacio en el universo está vacío y cuando desarrollamos herramientas más avanzadas y descubrimos que lo que antes creíamos que era un espacio vacío, en realidad está lleno de galaxias más distantes. En otras palabras, el universo nos muestra un ejemplo físico del infinito, paralelo al estado espiritual de eternidad que existe cuando conectamos nuestra miríada de deseos, en un solo deseo.
Basado en la clase diaria de Cabalá, con el doctor Michael Laitman, el miércoles 14/dic/22. Escrito/editado por estudiantes del doctor Michael Laitman
Excelente artículo, que invita a la reflexión. Lo compartiré entre mis alumnos.
Shalom,
«…El universo una vez se comprimió en un solo punto, explotó en lo que conocemos como Big Bang y sus partes se dispersaron …»
Parece que se retoca el Zohar donde, si recuerdo bien, D’s hizo un sitio para Su Creación.
En el apócrifo de Juan se dice que Cristo colocó 4 ‘esferas’ frente a Él etc
Gracias