Desde el principio, debemos comprender hasta qué punto, en los últimos meses, el mundo está cambiando a un nuevo programa. Hoy vivimos en un mundo totalmente diferente. Es como si los extraterrestres nos visitaran e implantaran un nuevo chip en nuestra realidad, que cambia nuestras condiciones circundantes, nuestra conducta y nuestra forma de pensar.
Aún así, estamos en una fase de transición y de igual manera, mucha gente quiere seguir funcionando de acuerdo con el programa antiguo del mundo pre-coronavirus, un programa que prioriza los valores del beneficio propio sobre el beneficio de otros.
Si entendiéramos la tendencia evolutiva de la naturaleza, de guiar todas sus partes hacia la conexión e interdependencia perfectas, veríamos que los cambios de hoy, son para nuestro beneficio final: vienen a acercarnos unos a otros, no físicamente, sino en un sentimiento más sincero de cercanía.
Y cuando nos sentimos más cerca, nos sentimos más felices, más confiados, más seguros y más saludables.
Por eso, lo que necesitamos hoy, más que nada, es un entorno que pueda apoyar, animar y guiar la conexión, para equilibrar nuestras relaciones con el nuevo programa de desarrollo, en condiciones que exigen mayor cooperación y cuidado mutuo.
“Si no mejoramos nuestra actitud hacia los demás, a fin de igualar la interdependencia y la responsabilidad mutuas que requiere el nuevo programa, sentiremos un peso cada vez mayor sobre nuestros hombros, mientras avancemos cada día”.
La naturaleza, con el coronavirus, nos dio nuevas condiciones, precisamente para transformarnos.
Las empresas emergentes de hoy, deben tomarlo en cuenta.
Si nuestras empresas pasadas terminaron en un mercado que las enfrentó, ahora todo debe cambiar. Aún tendremos que competir, pero nuestra competencia debe pasar de ser egoísta, donde tratamos de cosechar la mayor parte del mercado para nuestro negocio, a una competencia en la que cada uno tenga como objetivo contribuir tanto como sea posible a la humanidad.
¿Qué es «valor» hoy?
Es preocuparse por que se satisfagan las necesidades de todos y por ayudarlos a ser realmente felices, seguros y saludables, esto se logra mejorando la calidad de nuestras relaciones humanas.
Por lo tanto, cualquier persona lo suficientemente audaz como para iniciar una empresa en este período, debe estar equipada con suficiente conocimiento, un entorno que le ayude a comprender la transición en la que se encuentra el mundo y a crear herramientas que ayuden a sentirnos más cercanas a los demás.
Por ejemplo, hay mucho espacio para que la tecnología desarrolle medios con los que podamos sentirnos juntos, como si estuviéramos en una habitación y más aún, como parte de un todo único donde todos perciben cada respiración y contacto.
En otras palabras, a medida que descubrimos nuestra interdependencia estrecha, podremos desarrollar tecnologías que nos ayuden a sentir lo que significa ser uno con los demás, eso ayudará a guiar nuestra fatídica transición de manera mucho más positiva y armoniosa.
Por eso, necesitamos nuevas empresas que satisfagan realmente la necesidad humana de conexión, eso servirá para suavizar la transición de nuestro grado actual a un mayor apoyo y consideración mutuos.
Saludos, ciertamente la realidad que vivimos actualmente nos obliga a tomar conciencia de asumir una actitud más protagonista, independiente y emprendedora, hemos estado sumisos a percibir bajos ingresos por alargas horas de trabajo duro y agotador, dejando a un lado nuestras habilidades y destrezas; con lo cual, sólo hemos atrofiado y mal gastado nuestras vidas … pero muchos no sabemos cómo comenzar , es necesario un capital de dinero , y no lo tenemos …