Líderes mundiales aparecen en la pantalla durante una Cumbre Climática virtual, vista desde el Salón Este de la Casa Blanca, en Washington, EUA, 22/abr/21. REUTERS / Tom Brenner
En la era narcisista actual, todos piensan que son los mejores y más inteligentes. Las campañas electorales recientes, en varios países occidentales, pusieron de relieve la cuestión del liderazgo o más específicamente, de quién es apto para ser líder. Si bien muchos quieren llegar a la cima de la pirámide, pocos están dispuestos a tomar la responsabilidad que conlleva. E incluso antes de discutir la responsabilidad, debemos definir qué es ser líder, especialmente si esperamos que nos lleve a un mejor mañana.
Como se acaba de decir, el rasgo clave del líder, debe ser tener responsabilidad. En todos los niveles, en todos los lugares y en toda la sociedad, alguien debe estar a cargo, tomar la iniciativa, pero con el apoyo de los demás. Sin cumplir este requisito, la sociedad no puede sobrevivir. Los líderes exitosos no pueden ser personas cuyo ego les lleve al poder. Debe ser alguien que comprenda las necesidades, metas y requisitos de la sociedad específica que desea guiar.
La necesidad de tener a alguien a cargo está profundamente arraigada en la naturaleza. Una fuerza gobierna todos los sistemas de realidad. Esta fuerza se divide en innumerables elementos que se agrupan y forman unidades. Y en cada unidad, desde la más pequeña hasta la más grande, hay un líder, algo o alguien que está a cargo. Es decir, alguien necesita tomar la responsabilidad, guiar, ver que el organismo, el equipo, la empresa o el país, vayan en la dirección correcta.
El impulso del hombre por dominar a los demás es natural y obvio. Sin embargo, la verdadera responsabilidad no surge del deseo de dominar a otros ni de ser condescendiente, sino de sentir el dolor de los demás y querer mejorar su situación, para realmente ayudarlos.
Ser responsable requiere aprendizaje. Nuestra naturaleza inherente es desconsiderada y explotadora. Cuidar a los demás y ser responsable por su bienestar, no en beneficio propio, sino realmente en bien de los demás, requiere aprendizaje. Para lograrlo, primero debemos conocer la conexión deseable en el sistema particular que queremos guiar. Si observamos a la naturaleza, veremos que todos los elementos (inanimado, vegetal y animal) están entrelazados armónicamente y juntos, crean el tejido de la vida. Si también nosotros podemos establecer relaciones similares, donde cada elemento apoye el florecimiento de los demás en la sociedad, mejorará la sociedad.
En una sociedad así, la responsabilidad de cada uno, es mostrar a los demás que se preocupa por las conexiones humanas, que se preocupa por todos y trata de que todos avancen hacia un estado aún más conectado.
Claramente, habrá problemas en el camino. Generar calidez y responsabilidad mutua entre seres intrínsecamente egoístas, no es poca cosa. Pero si hacemos un intento honesto por construirlo, descubriremos la única fuerza que gobierna a la naturaleza, que es la fuerza de dar, crear y proyectar y cuando tratemos de ser como esa fuerza, resonaremos con ella y la sentiremos.
El mundo está conectado. Somos, como lo dijo Marshall McLuhan, una «aldea global». Dependemos unos de otros, influimos unos en otros y será más en el futuro. Por eso, se considerará una persona responsable, quien comprenda y se proponga promover la consideración y la responsabilidad mutua. En el futuro, serán los líderes de la sociedad.
Cuando la sociedad adopte esta actitud, nos elevaremos por encima de nuestra percepción egoísta y de mente estrecha y nos volveremos similares a la fuerza única que lo creó todo. Este es realmente nuestro objetivo, desarrollar las mismas cualidades que la fuerza que creó y gobierna a la creación. Cuando las desarrollemos, seremos como esa fuerza, no habrá límites para nuestra sabiduría y poder y seremos los verdaderos líderes del mundo.
Buen día, muchas gracias. Bendiciones 🙏