Hay debates en todo el mundo sobre cómo y en qué medida los países deberían reabrir sus economías para evitar un colapso total. Pero abrirla sin atender primero la causa del brote de coronavirus, puede tener consecuencias aterradoras que empequeñecerán la terrible experiencia de la pandemia actual.
Creemos que estamos en guerra contra la naturaleza, que debemos luchar contra ella y someterla. Olvidamos que nosotros mismos somos creación de la naturaleza. Cada uno de nuestros pensamientos, planes, palabras y acciones se engendra en la naturaleza, antes de que se manifieste en nosotros. ¡Esto es cierto! Incluso la aspiración de someter a la naturaleza, nos la dio ella misma. Pero tratar de conquistar a lo que plantó el pensamiento de conquistar la naturaleza en nuestra mente, tiene aún menos sentido que perseguir nuestra propia cola.
Así como no entendemos por qué la naturaleza nos envía estos pensamientos, tampoco entendemos por qué nos envió el coronavirus. Sin embargo, también hubo un proceso que condujo a su surgimiento. Si queremos superar el virus, debemos saber de dónde vino y por qué. Cuando identifiquemos el proceso que generó el virus, sabremos qué debemos hacer para frenarlo y que, hay muchos más almacenados en el lugar de dónde vino ese pequeño insecto y son mucho más siniestros.
Muchos científicos ya señalaron el comportamiento humano como la causa de la aparición del virus. Explicaron que la destrucción del hábitat natural de muchos animales salvajes los obligó a migrar más cerca de los humanos. Esto hace que lo que los virólogos llaman «propagación» de virus de animales a humanos sea más fácil y frecuente. Todos los coronavirus que han causado síndromes respiratorios en este siglo, han sido resultado de esas «propagaciones». SARS, MERS y COVID-19 fueron causados por virus que emigraron del reino animal y causaron enfermedades que amenazan la vida de los humanos. Por cierto, también fue el caso del virus de la Ébola.
Pero el comportamiento humano no sólo causó la propagación de virus. También contaminó océanos, lagos y ríos, contaminó el aire y la tierra. Mermó los peces del océano, las aves del cielo y los animales de la tierra. El comportamiento humano mata de hambre y enferma a millones de hombres, esclaviza, viola y explota, de innumerables formas, a mujeres y niños en todo el mundo. El comportamiento humano inflige muerte y tormento a millones en guerras, deportaciones, destruye comunidades y países enteros. Incluso los ricos y afortunados, se sienten tan afectados por el comportamiento humano que encuentran refugio en drogas, suicidio, alimentación excesiva y depresión. En resumen, el comportamiento humano es la causa de todo lo que está mal y es erróneo en el mundo.
Pero, ¿qué nos hace ser tan perjudiciales para todos y para todo lo que nos rodea? Y si nuestro comportamiento es fundamentalmente tan defectuoso, ¿podemos repararlo? Y si es así, ¿por dónde empezamos?
Empezamos por casa
Todos los animales se comportan de acuerdo con su naturaleza. El hombre es parte de la naturaleza; por lo tanto, el hombre se comporta de acuerdo con la naturaleza humana. Si el comportamiento humano es defectuoso, es porque también lo es la naturaleza humana.
Abrazar árboles no cambiará la naturaleza humana, pero abrazar a la gente, sí. El cambio debe comenzar en casa, con la gente que está más cerca de nosotros. Debemos utilizar el paréntesis del COVID-19 para ir del capitalismo malintencionado a reconectarnos con nuestra familia, restablecer el vínculo que nos convirtió en familia, pero que muchos perdimos en el camino.
Después, debemos ir a nuestras comunidades y comenzar a reconstruirlas. Parafraseando las palabras de JFK: «No preguntes qué puede hacer tu comunidad por ti; pregunta qué puedes hacer tú por tu comunidad». Para tener éxito, se necesita un compromiso mutuo, pero si comprendemos la importancia y la urgencia de reconstruir nuestras comunidades, todos responderemos.
Antes de tomar medidas, debemos ser conscientes. Debemos dejar que la idea de que la naturaleza humana es la raíz de todos los problemas se apodere de nuestra mente y de la mente de nuestra familia y comunidad, luego nos uniremos y cambiaremos. ¡Podemos hacerlo! Todo lo que tenemos que hacer es dar un buen ejemplo y dejar que otros nos inspiren con su ejemplo. Podemos usar el tiempo libre que se nos dio, para estudiar a la naturaleza humana y después salir y hacer algo con nuestros amigos y vecinos.
Desde el nivel de la comunidad, debemos difundir el espíritu de amistad en todas partes. Así como el canto desde los pórticos se extiende desde Italia a los pórticos de todo el mundo, las buenas obras también pueden hacerlo. No tengas miedo de grabar un video de ti mismo ayudando a otros y publicarlo en las redes sociales. Dile a los espectadores que lo estás haciendo porque quieres ser una mejor persona y la idea se hará popular. Es tan fácil como eso: ayudo a otros porque eso me hace mejor persona. Eso es todo lo que la gente necesita saber. Ganarás los corazones de todos y todos querrán seguir tus pasos.
Si nos damos cuenta de quiénes somos y queremos cambiar, sólo necesitamos cambiar nuestras acciones. Esto cambiará nuestra mentalidad y esto cambiará nuestro corazón.
Interesante y reflexiva, qué nos inspira al cambio como humanos responsables de una sociedad. Gracias.