Dr. Michael Laitman Para cambiar el mundo cambia al hombre

¿Realmente qué es amar?

amor san valentin enamoradosHay un dicho sobre el amor: si te gusta una flor, la cortas, pero si amas a la flor, la regarás a diario.

Pero ¿realmente qué es amar, nutrir a una flor, por así decirlo? Es comprender las necesidades de tus seres queridos y satisfacerlas, es decir, «regarlas». El amor es identificar lo que los demás necesitan y dárselo.

Imagina que encuentras una flor marchita. Puedes revivirla fácilmente dándole agua y verás que se anima y cobra vida. Pero ¿qué pasa con el amor que parece desvanecerse, como una flor que muere? ¿perdemos la esperanza o seguimos regándolo? El amor verdadero exige que sigamos y sigamos fomentándolo.

Si bien, muchos podrían argumentar que debemos dejar en paz a las flores marchitas, yo sostengo que debemos mantener la esperanza y seguir regándolas, porque nada desaparece en la naturaleza. Los propios ciclos de la naturaleza dan ejemplos de tierras áridas donde, de repente, brota la vida.

Por eso, incluso cuando se enfrenta la muerte o una existencia vacía, podemos superar ese estado. ¿Cómo? Depende de expandir nuestros sentimientos internos.

Cuando hablamos de que algo «cobra vida», nos referimos a vivir a nuestro nivel, a restaurar sus fuerzas, vitalizarlas. Con nuestra comprensión actual, puede parecer exagerado, pero de hecho, con nuestro esfuerzo, podemos revertir los procesos de descomposición y decadencia.

¿Cómo tener paciencia para hacerlo? Nadie tiene paciencia infinita. Más bien, podemos lograr comprender el proceso. Si el amor disminuyó en nosotros, podemos revivirlo por un período prolongado, podemos considerar que invertimos en lo que intentamos revivir. Y no debemos pensar en los años que se necesitan; es intrascendente, porque ya vivimos el resultado. El esfuerzo que invertimos se disuelve rápidamente ante el objetivo de lo que intentamos revivir. Nuestro espíritu llegará al estado muerto y, revivirá.

Además, nunca debemos rendirnos en el esfuerzo, por difícil que sea. Se convierte en búsqueda incesante y finalmente, se vuelve una oración verdadera. Una vez tuve una vecina cuyo hijo pequeño tenía inflamación cerebral. Recuerdo que una vez, como a las dos o tres de la madrugada, llamó a mi puerta y me trajo al niño, un bulto, me lo entregó y dijo impotente: “Llévatelo”. Se dio por vencida. Nunca deberíamos llegar a ese estado. Si nunca nos damos por vencidos, eventualmente lograremos una oración genuina. Es complicado y puede haber casos en los que parezca demasiado tarde, pero el mensaje queda: nunca nos rindamos, nunca dejemos de amar ni de cuidar a los demás.

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Publicado en: News

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