El mes pasado, la NASA lanzó su muy esperado telescopio espacial de la siguiente generación, el telescopio espacial James Webb. El telescopio se estuvo fabricando durante décadas en el observatorio de ciencias espaciales, es el más complejo jamás construido. Según la NASA, “Webb observará más de 13,5 mil millones de años atrás en la historia cósmica, hasta una época en que los primeros objetos luminosos estaban evolucionando. Es el primer observatorio que puede explorar las galaxias más antiguas … Webb también estudiará las atmósferas de los planetas que orbitan otras estrellas y observará lunas, planetas, cometas y otros objetos dentro de nuestro propio sistema solar».
La tecnología es maravillosa. Nos ha dado energía abundante y barata, electrodomésticos que nos hacen la vida más fácil y viajar es placentero y seguro. La tecnología nos dio medicina avanzada, longevidad, conocimiento más allá de nuestros sueños y «ojos» que pueden ver el borde del universo.
Sí, por siglos, hemos confiado en la tecnología para que nos de algo que no está destinado a darnos: felicidad. Pensamos que hacer la vida más fácil y más larga, nos haría felices, pero nos equivocamos. Por eso, desde los días en que tuvimos luz y calor de un fuego que encendíamos golpeando piedras, hasta hoy que tenemos dispositivos eléctricos de energía de paneles solares, no hemos podido satisfacer nuestra necesidad más básica: felicidad.
La felicidad no viene de la tecnología, sino de las buenas relaciones que nos rodean. Si seguimos esperando que la tecnología nos haga felices, nos sentenciamos a una vida de miseria. Pero, si nos enfocamos en cultivar buenas relaciones con los que nos rodean, seguramente seremos felices.
Una vez que tengamos esa base sólida de buenas relaciones y estemos felices y contentos, la tecnología podrá ser un gran apoyo. Sabremos usarla para mejorar y fortalecer nuestras relaciones y no nos engañaremos pensando que la tecnología puede o debe, hacernos felices.
Actualmente, cuando pensamos en progreso, pensamos en progreso tecnológico. Pero el progreso real no es cambiar de energía de fuego a energía solar, sino en construir mejores conexiones que generen calidez entre nosotros. Necesitamos redefinir el «progreso» para reflejarlo en mejorar nuestras relaciones, en lugar de en nuestra capacidad para generar más energía con fisión nuclear o producirla de combustibles fósiles.
Cuando nuestro corazón se ilumine con la gente que nos rodea, sabremos qué energía usar, cuánta realmente necesitamos y cuál es la mejor forma de usarla para nuestro bien y el de todos.
Espero un día lograrlo. Muchas gracias 🌹 Dios los bendiga grandemente 🙏🙏🙏