El pasado domingo 17 de julio tuve una conversación muy interesante con la senadora francesa Nathalie Goulet de Normandía; hablamos sobre la inmigración musulmana en Europa en general y sobre la situación de la seguridad en Francia en particular. Desde hace muchos años, la Sra. Goulet ha estado involucrada en los esfuerzos de su país por hacer frente al deterioro de la seguridad y la radicalización del Islam en Francia. Sin embargo, durante esos años, no solamente las cosas no han mejorado, sino que la senadora señaló que ahora son miles los cristianos que incluso se están convirtiendo al Islam para poder unirse a las filas de ISIS y otros grupos islamistas radicales. Como responsable de un comité de investigación sobre los yihadistas y colaboradora en la redacción del informe sobre los ataques terroristas del 13 de noviembre de 2015 en París, la señora Goulet concluye que “es una pesadilla (…) hay que entender que este tipo de cosas no se pueden evitar”.
En efecto, cuando millones de inmigrantes irrumpen en uno y otro país trayendo una cultura extranjera que rechaza y se burla de la fe y la cultura local, es inevitable que haya choques violentos. En una situación así, la cultura más pujante y agresiva será la indiscutible vencedora; y teniendo en cuenta el estado actual de Europa, el ganador será el Islam. Los europeos están demasiado debilitados y son demasiado dóciles como para enfrentarse a esos musulmanes jóvenes y vigorosos que están inundando el “viejo continente”. Están tomando Europa por asalto y no hay nadie que los detenga.
Teniendo en cuenta las declaraciones de la señora Goulet en una de sus últimas entrevistas en la CNN afirmando que ella estaba abierta a ideas acerca de la seguridad, le ofrecí en nuestra conversación un análisis desde la perspectiva de la sabiduría de la Cabalá.
Señales de lo que está por llegar
Mi maestro, el RABASH, me remitió varias veces a los escritos cabalísticos que hablan sobre el final de los tiempos. Según El libro del Zóhar (porción Vayrá): “Los hijos de Ismael [musulmanes] están destinadas a provocar grandes guerras en el mundo. Y los hijos de Edom [cristianos] se unirán contra ellos y los combatirán”.
Podríamos pensar que una guerra entre cristianos y musulmanes no tiene nada que ver con nosotros pero, como todos sabemos, cada vez que el mundo tiene problemas, los judíos son los responsables. El libro del Zóhar describe todo esto con palabras muy claras. En la porción Vayrá dice: “Los hijos de Ismael despertarán en ese momento, junto con todos los pueblos del mundo (…) para venir a la guerra en Jerusalén, como está escrito: ‘Porque yo reuniré a todas las naciones para batallar contra Jerusalén’”. Y en la porción Shemot añade: “Todas las naciones y sus reyes buscarán consejo juntos contra ellos [los judíos]. Ellos incitarán varias condenas malvadas, se unirán en contra de ellos, y vendrá un problema después de otro, y el último hará que el primero quede olvidado”.
Teniendo en cuenta que el último “problema” que tuvimos fue el Holocausto, ¿qué tipo de problema ha de venir como para que caiga en el olvido?
Lo que las naciones quieren
Todas las naciones del mundo sienten que los judíos son la causa de todos los problemas. Nos odian y nos temen porque tienen la sensación de que poseemos un poder secreto, un conocimiento que nos permite dominar el mundo. Si esta afirmación suena rocambolesca, pensemos en cuántas personas creen que Los Protocolos de los Sabios de Sión dicen una gran verdad o que los políticos que afirman que Israel creó el Estado Islámico y está detrás de ataques terroristas como el de París están en lo cierto.
Por lo tanto, cuando en Europa estalle un enfrentamiento a gran escala entre cristianos y musulmanes –y esto sucederá– los judíos serán señalados como culpables. Y al igual que en Europa, también sucederá en los EE.UU. Por muy integrada y segura que se sienta actualmente la comunidad judía estadounidense, la situación va a empeorar de un momento a otro. Y por muy vulnerable y débil que parezca el estado de Israel en este momento, todavía sigue siendo el lugar más seguro para cualquier judío en cualquier parte del mundo.
¿Qué se espera de los judíos?
Los tiempos que vivimos son especiales. Según la sabiduría de la Cabalá, nuestra generación es la generación de los días del Mesías. Pero la Cabalá no nos promete una vida fácil al comienzo de esta era. En su “Introducción al libro del Zóhar” el Rav Yehuda Ashlag, conocido como Baal HaSulam por su comentario Sulam [escalera] sobre El libro del Zóhar, escribe: “En una generación así [como la nuestra], todos los destructores entre las naciones del mundo levantan sus cabezas y desean principalmente destruir y matar a los hijos de Israel, como está escrito (Ievamot 63), ‘Ninguna calamidad sobreviene al mundo sino por Israel’, es decir, ellos [los judíos] causan la pobreza, la ruina , el robo, el asesinato y la destrucción en el mundo entero”.
Nos enorgullecemos de nuestras contribuciones a la ciencia, la cultura, la medicina y la economía. Y, estadísticamente hablando, debemos estar orgullosos. Pero los premios Nobel y otros galardones similares jamás nos han traído ningún reconocimiento por parte de las naciones. Si queremos ganarnos el favor y el respeto de las naciones, tenemos que adoptar un planteamiento muy distinto.
La necesidad de unidad
El mundo en que vivimos es un sistema cerrado, como un organismo. Y al igual que un organismo, aspira a mantener el equilibrio y la armonía. En biología esto recibe el nombre de homeostasis. En la sociedad humana, este equilibrio depende de que estemos unidos; y lograr esta unificación depende de la gente judía. La disminución del terrorismo y la violencia en todo el mundo depende de nuestro deseo de unirnos y de que transmitamos esa unidad al resto del mundo, o como Baal HaSulam escribe en “La Arvut” (Responsabilidad Mutua): “Recae sobre la nación de Israel el capacitarse a sí misma y a todos los pueblos del mundo (…) y desarrollarse hasta asumir la sublime labor del amor al prójimo. (…) La nación de Israel ha sido construida como una especie de conducto para que, a través de él, las chispas de pureza [amor al prójimo] brillen sobre la totalidad de la raza humana en el mundo entero”.
Dado que nuestro mundo globalizado es un único sistema, todos lo que hagamos circular a través de sus canales, será irradiado a todo el sistema. Nosotros, como conducto, debemos “proyectar” unidad para después extenderla por todo el mundo. La gente, inconscientemente, odia a los judíos porque no pueden hallar el equilibrio y la armonía hasta que nosotros no irradiemos unidad a través del sistema. Mientras estemos inmersos en un odio sin sentido entre nosotros, las emociones que proyectamos son todas negativas. Y cuando la negatividad encuentra su expresión en el mundo, se manifiesta como violencia, la cual, al final, se vuelve contra su causa originaria: los judíos.
Nuestra característica más honda y valiosa como judíos es el mandamiento de amar al prójimo como a nosotros mismos. Y, en palabras del rabí Akiva, en eso consiste toda la Torá. Si eso no se da entre nosotros, entonces ¿qué otra cosa nos hace judíos?
En el final de la “Introducción al libro del Zóhar” está escrito que “Cuando una persona de Israel realza y dignifica su interioridad –el Israel dentro de ella [el amor al prójimo]– por encima de su externalidad (…) hace que los hijos de Israel se eleven muy alto y (…) que las naciones del mundo (…) reconozcan el valor de los hijos de Israel”.
En un momento en que el término “III Guerra Mundial” ha dejado de ser patrimonio exclusivo de los agoreros, solamente si propagamos esa (todavía) desaprovechada fuerza de conexión de Israel lograremos la remisión de todos los radicalismos, y especialmente la del Islam radical. Esto es lo que puede salvar a Europa, a los EE.UU., y a los judíos.
Como le dije a la senadora Goulet, estuve encantado de ver que, a diferencia de anteriores reuniones con figuras públicas, la Sra. Goulet se mostró francamente interesada y con un espíritu abierto. Con ese espíritu, me gustaría concluir citando las palabras de Baal HaSulam: “me siento feliz de haber nacido en una generación en la que está permitido revelar la sabiduría de la verdad”.