Sólo si cambiamos nosotros mismos, podremos reducir el consumo excesivo y la sobreproducción y así, sentiremos que realmente vale la pena vivir.
No podemos cambiar al mundo, pero podemos cambiar nosotros y estar contentos y felices con lo esencial en la vida. Así dejaríamos de destruir el planeta, dejaría de haber sobreproducción y sobreconsumo de tantos bienes, que están más allá de nuestras necesidades.
Cada individuo, gracias a la influencia de su educación específica, tiene su definición de lo que es esencial. Por eso, necesitamos una forma individual de aprender a transformarnos.
Si bien, puede parecer utopía que la sociedad humana elimine la actividad excedente y pueda ser feliz con lo que realmente necesita, la otra opción es la autodestrucción: detener por la fuerza el proceso y dejar de reproducirnos, de tener hijos, estancar las líneas de producción, paralizar el planeta por completo.
La elección que tiene la humanidad a medida que entramos en el futuro es: o aprendemos a arreglárnoslas y a ser felices con lo que realmente necesitamos o nos enfrentaremos a la autodestrucción.
Cuando hablamos de auto transformación, no hablamos de cambiar la naturaleza humana, sino de cambiar el carácter humano, es decir, cambiar la forma en la que usamos nuestra naturaleza.
En términos más simples, nuestro deseo que demanda «¡Yo quiero!» en nuestro interior, seguirá igual, el cambio desarrollará la satisfacción del deseo: pues sentiremos que recibimos todo lo que necesitamos del mundo y que no necesitamos nada más. Podremos sentir esa satisfacción, cuando nos cuidemos mutuamente.
A medida que entramos en el futuro, tendremos que descubrir que no debemos destruirnos a nosotros mismos, sino entender la necesidad del cambio.
Excelente reflexión doctor Laitman.
Estoy Escribiendo mi libro «A un Paso de la Estúpidez», y uno de los capítulos trata de la relación que tuve con una expareja a la que llamaremos la Pintora de los sueños de Opio, quien me calificó como El Predicador Trasnochado. En esa parte doy rienda suelta a mis resentimientos con la pintora, como catarsis a mis emociones e impotencia de no poder desquitar mi enojo. La pregunta ¿es conveniente plantearlo así? o tomar el rumbo del amor perdona todas las iniquidades. Fuerte abrazo, desde algún lugar del Planeta Tierra. El Máster