Hace algunos días, Israel celebró el 35 aniversario de Ben-Gurión, en conmemoración a David Ben-Gurión, líder de la comunidad judía en Palestina antes de la declaración del Estado de Israel y primer ministro de Israel, después de su establecimiento. No sólo fue un líder político, también un visionario que soñaba con que el pueblo de Israel se diera cuenta del llamado supremo del pueblo judío: «Ama a tu prójimo como a ti mismo«. El fracaso de Israel en lograrlo, fue probablemente la razón por la que finalmente se apartó de la vida pública y se retiró al desierto. Si estuviera vivo hoy, vería lo acertado que estaba.
El 15 de enero de 1949, unos meses después del establecimiento del Estado de Israel, David Ben-Gurión pronunció un discurso monumental que se conocería como «Revolución del Espíritu». En ese discurso proclamó repetidamente que la gran vocación humana del pueblo judío era el amor a los demás. «‘Ama a tu prójimo como a ti mismo’ es el mandamiento supremo del judaísmo», dijo. «Con estas palabras, se formó la ley humana eterna del judaísmo … El Estado de Israel será digno de su nombre, sólo si sus estructuras sociales, económicas, políticas y judiciales se basan en estas palabras eternas».
Ben-Gurión no deseaba que la sociedad israelí se pareciera a las sociedades de otros países democráticos. Creía que el amor a los demás no es inherente a la humanidad y debe enseñarse con educación. En su opinión, el sistema judicial no sólo debe exigir no dañar a otros, sino también participar activamente en el establecimiento de la solidaridad. «‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ es más que un mandamiento de la ley», declaró. “Un principio de derecho se puede interpretar de manera pasiva y negativa: no privar, robar, mentir o dañar. La ley judía no se conforma con eso; no es suficiente abstenerse de lastimar a los demás. Las relaciones humanas deben basarse en un destino común, ayuda mutua, amistad de iguales y amor a los demás. Todo siguiendo el mandamiento «Ama a tu prójimo como a ti mismo«, el Estado de Israel será fiel a la gran vocación humana del judaísmo. Sólo en esta ley se encontrará la clave de las leyes y ordenanzas de Israel».
Para lograr esta visión sublime, Ben-Gurión vio a los legisladores y abogados como los guardianes responsables de moldear la imagen del país. Pero, no dejó la responsabilidad únicamente sobre sus hombros. Exigió que todos participarán en el proceso, hasta la última persona en la calle. En su visión, la gente obedecería la ley no porque temiera el castigo, sino porque estaba “hecha en reciprocidad y ayuda mutua de todos los ciudadanos, judíos y no judíos, todos sabrán que en el Estado de Israel, no es homo homini lupus est (el hombre para el hombre es un lobo), sino que son amigos y se ayudan unos a otros».
Cuando pensamos en educación, pensamos en adquisición de conocimientos. A los ojos de Ben-Gurión, el conocimiento, como tal, era de importancia secundaria, aunque valoraba las contribuciones de grandes mentes científicas como la de Einstein. Pero, se dio cuenta de que nuestra fuerza no radica en el conocimiento, sino en la construcción de una sociedad unida, impulsó la educación de toda la nación hacia ese propósito.
En consecuencia, el ejército iba a ser una herramienta educativa no menos que militar. “Fundamentalmente, el ejército es una entidad educativa”, dijo, “no tendremos un ejército que cumpla con su deber en nuestras condiciones históricas si no va acompañado de un esfuerzo educativo mayor que en todos los ejércitos del mundo. El ejército debe ser la escuela de la juventud, la cuna de la unidad y la fuerza de la nación”.
Ben-Gurión fue muy consciente de la división y alienación entre los judíos. “Todos amamos la inmigración, pero muy pocos amamos a los inmigrantes”, bromeó. Pero en un tono más serio, se dio cuenta de que «los inmigrantes no serán absorbidos sin un gran esfuerzo educativo … tanto de los residentes de Israel, como de los inmigrantes».
De hecho, aunque Ben-Gurión se dio cuenta de la gran importancia de la educación para la unidad y se esforzó mucho para lograrla, la nación se dividió cada vez más. Al final, el líder más carismático de Israel y uno de sus más grandes visionarios en la historia moderna se rindió. En 1970 se retiró a una choza en un kibutz en el desierto de Negev y pasó los últimos tres años de su vida allí, trabajando en un corpus de 11 volúmenes, que describe la historia de los primeros años de Israel.
Desde su partida, educar al pueblo de Israel se ha vuelto más urgente. Perdimos de vista nuestra vocación y la razón de estar aquí. En lugar de dar ejemplo de unidad, demostramos repugnancia y división internas. No nos educamos para la unidad y ahora estamos sufriendo las consecuencias.
Sin embargo, mientras estemos aquí, hay esperanzas de cambio. Todavía debemos emplear la educación hacia la unidad. Debería ser obligatoria y debería abarcar a toda la nación, todas las edades y todas las facciones. Como dijo Ben-Gurión, la unidad no es una prerrogativa; es vital para nuestra existencia.
Gran verdad!!! La importancia de la unidad!!! Algo que se ha olvidado o que le hemos restado la importancia que tiene. 😔 Muchas gracias 🌹 Dios los bendiga grandemente 🙏🙏🙏
Yo creo si mal no entiendo, que una de las soluciones para poder unir al pueblo es la conexión entre los seres humanos, la justicia, la educación, la solidaridad ,el amor, la benevolencia con el prójimo y pueda ser que sea cierto, siguiendo las leyes de Moisés .Pero también es cierto que la mitad de los pueblos son adorandores del «becerro de oro » y estos no tienen límites de nada.