Ahora que nos enfrentamos a un cuarto pinchazo o a una segunda vacuna de refuerzo, elije tu término, es obvio que estamos enfrentando a la pandemia de forma incorrecta. No tiene sentido vacunarse cada seis meses. No podemos vencer al virus porque no entendemos que no es un enemigo externo, sino que surge de nuestro interior por una razón. Hasta que comprendamos por qué está aquí, no sabremos cómo tratarlo.
El SARS-COV-2 es una señal. Como todas las señales, está en el lugar ideal para llevarnos al camino correcto. Sin embargo, en lugar de seguir la señal, pensamos que es un obstáculo en nuestro camino y tratamos de saltarlo.
Para saber cómo lidiar con el virus con éxito, primero debemos saber para qué sirve. ¿Por qué vino específicamente ahora y no antes o después? Por ejemplo, recientemente, una combinación de nuevos algoritmos y tecnologías identificó cientos de microbios previamente desconocidos que viven en nuestro cuerpo. Hay innumerables más que no conocemos y muchos de ellos son virus. Un virus no es necesariamente patógeno. Se vuelve nocivo cuando lo excitamos para que actúe en contra nuestra.
En otras palabras, nuestro comportamiento negativo induce cambios negativos en el virus, al igual que induce cambios negativos en la naturaleza. El virus es una señal en el sentido de que indica que nos desviamos. Si volvemos al camino correcto, el virus desaparecerá. Si no lo hacemos, seguirá hasta que volvamos u otra señal más dolorosa ocupará su lugar hasta que lo comprendamos.
La única forma de mantenernos en el buen camino, es llevar una vida equilibrada. Si cambiamos de carbón a energía solar y de gasolina a electricidad, pero no cambiamos nuestra actitud abusiva y explotadora hacia los demás y hacia el entorno, nada cambiará. Veremos desastres cada vez mayores en todos los niveles, desde terremotos, tsunamis, inundaciones e incendios, pasando por sequías, tormentas y aumento en el nivel del mar, hasta epidemias y finalmente, ruptura social, caos y guerra.
Todos son señales. Dejarán de hacernos daño cuando dejemos de ignorarlas. Si adoptamos una forma de vida equilibrada, en la que vivamos en armonía, entre nosotros y con la naturaleza, si fomentamos la reciprocidad y el desarrollo mutuo, en lugar de ser arrogantes y degradar a los demás, no estaremos en desacuerdo ni con nosotros ni con la naturaleza.
Mientras estemos en colisión con los que nos rodean y con la naturaleza, habrá accidentes. Cuando fomentemos la consideración mutua en la sociedad y nos alineemos con el planeta en el que vivimos, la vida será un viaje tranquilo y alegre. Es sentido común básico.
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