Una noticia publicada en la edición hebrea de Israel Hayom ישראל היום, dice que una investigación hecha por el Instituto de Tecnología de Israel, afirma haber descubierto que la inyección de una proteína llamada Factor de Crecimiento Endotelial Vascular A (VEGF-A) abre la puerta al rejuvenecimiento de la piel de la gente mayor y quizás incluso, rejuvenece los órganos internos. Suponiendo que fuera posible y que la vida pudiera alargarse de forma importante, si no indefinida, tendríamos que preguntarnos para qué, pues sin un buen propósito en la vida, no querremos seguir viviendo.
A mí no me importaría tomar una píldora así o ponerme una inyección que rejuveneciera mi cuerpo. He dedicado las últimas cuatro décadas de mi vida a difundir el método de conexión por el mundo, con la esperanza de ayudar a la gente a mejorar su vida. No me quejo de lo que he conseguido, pero a juzgar por el estado del mundo, hay que trabajar mucho más, así que me gustaría tener otro par de décadas para seguir con mis esfuerzos.
Esto es cierto no sólo para mí. Cualquiera que tenga oportunidad de hacer avanzar el bienestar y la felicidad de la humanidad debe desear ese regalo, pues le permite hacer más bien.
Sin embargo, en general, no veo que la gente quiera prolongar su vida más allá de un determinado límite. ¿Para qué? Los que ya llegaron a la edad dorada suelen estar muy tranquilaos respecto a su vida y a la proximidad de su fin.
La única razón para la búsqueda frenética de la fuente de la juventud es venderla para obtener beneficios. Tal vez algunos estén realmente interesados en encontrar este manantial de vida eterna, aunque aún no he visto ningún buen resultado. Pero no puedo decir que si se fabricara un producto así, tendría una gran demanda.
No cabe duda de que la ciencia puede facilitar la vida, hacernos más sanos y vivir más tiempo. Pero ¿para qué? Hace poco más de cien años, la gente vivía aproximadamente cuarenta años. Ahora vive el doble, pero ¿qué ha ganado la humanidad? Hay cuatro veces más personas, el suelo está contaminado, el aire también, lo mismo ocurre con el agua. ¿Qué ganamos con nuestros cuarenta años extra? ¿qué ganaremos si vivimos otros cuarenta años? ¿qué sabrá la gente a los 120 años que no sepa a los 80? El miedo a la muerte en sí, no es justificación para prolongar la vida indefinidamente.
Una vida interminable no tiene sentido, el miedo a la muerte sí tiene un propósito. Nos hace buscar el sentido de la vida.
Cuando buscamos el propósito de la vida, descubrimos que no tiene nada que ver con la prolongación de los cuerpos físicos. Además, si lo único que queramos es extraer placeres hedonistas, pensando sólo en nosotros mismos, la vida nunca será eterna. En algún momento, nos cansaremos de la interminable autocomplacencia y buscaremos un significado más profundo o simplemente nos cansaremos de la persecución. Cuando esto último ocurre, nuestra pasión disminuye, nuestro entusiasmo por la vida se apaga y nos vamos marchitando poco a poco hasta que fallecemos, con o sin un elixir que nos garantice la eternidad.
La vida es como una copa que llenamos de satisfacciones. Cuando la copa se llena, no puede entrar nada más en ella y la vida termina.
Por el contrario, cuando deseamos ayudar a los demás a llenar su copa, nos convertimos en conductos que transmiten vitalidad. Piensa en la satisfacción que siente la madre cuando ve a su hijo disfrutar de la comida que le preparó o del regalo que le compró. La alegría de la madre es mucho más intensa y gratificante que la de su hijo. De hecho, su deleite le da combustible para dar más y más y más.
Esta entrega interminable, la efusión interminable de deleite que se puede dar a otro, no tiene límites. Como la madre siente a su hijo, nosotros podemos sentir a toda la humanidad. Y como no tiene límites, es eterno. Igual que la energía de la madre viene de la alegría que da a su hijo, porque dar genera vitalidad sin límite, genera vida eterna. Ese es el sentido de eternidad.
Dar, en definitiva, es la fuente de la eterna juventud que buscan los científicos. Es lo único que nunca muere y nunca se llena hasta el borde.
Extraordinaria reflexión!!! Y gran verdad, una sin sin sentido que a pesar de estar pasando tiempos de ansiedad angustia por las decisiones que se toman, siempre habrá un sentido a la vida. Lo estoy viviendo a hoy que he vendido mi casa por decisiones erróneas. No quiero dejarme llevar x el ego que su interés es llevarme al piso y sentirme derrotada. Yo me rindo a Dios y El me responderá a su tiempo no al mio. Hoy estoy dispuesta que se haga la voluntad de Dios y no la mia. Muchas gracias. DIOS los bendiga grandemente.
Muchas gracias por compartir sabía reflexión!!! Lo vivo desde rescatar un animalito como dar a quien está pasando por la supresión de una sustancia o dependencia tóxica.. DIOS los bendiga grandemente.