En la Tierra, los seres humanos están en la cima de la pirámide. Pero, muy rápido caemos en la impotencia total frente a eventos climáticos extremos, a un virus incontenible, a la destreza política que se desvanece y a una división social en aumento. No sólo la civilización, el mundo entero parece desmoronarse.
Si buscamos al culpable, no encontraremos ninguno, excepto nosotros mismos. Somos los malhechores. No sólo somos los peores; somos el único elemento negativo del planeta. Si no fuera por nosotros, todo sería próspero y pacífico.
Imagina lo que sucedería si los animales se comportaran como la gente. Los carnívoros matarían a sus presas por diversión y para jactarse, hasta que no quedara nada para alimentarse. También, los herbívoros se comerían toda la hierba, hasta que su estómago explotara o se murieran de hambre.
Si los animales se comportaran como la gente, unas especies negarían a otras el acceso a la tierra de pastoreo o caza, sólo para mantener el poder y el control. Los animales lucharían entre sí, no para alimentarse, sino para humillar a otras especies o simplemente para hacer deporte.
Una vez en el poder, las especies dominantes lucharían entre sí, no sólo por autoridad, sino que se matarían, para evitar que la descendencia de sus rivales represente una amenaza futura. En la guerra por la supremacía, también matarían a sus crías, para sentirse ellos mismos los más grandes de todos los tiempos.
Estas atrocidades, vistas en el reino animal, es la realidad de nuestra vida diaria. Por eso, no tenemos a nadie a quien culpar por el colapso de este mundo, excepto a nosotros mismos.
Si queremos salvarnos a nosotros mismos y a nuestro planeta, debemos profundizar mucho más que en cambiar nuestras fuentes de energía y restringir el uso de plásticos. Necesitamos profundizar en nuestra propia naturaleza y reformar al malhechor que se encuentra dentro de todos y cada uno de nosotros. Es nuestra única posibilidad de sobrevivir.
Las enmiendas que necesitamos, no es un cambio de comportamiento; es corregir nuestro ego, a nosotros mismos. En su actual e insaciable mentalidad, nuestra naturaleza está dispuesta a devorar cualquier cosa y todo, hasta que no quede nada. La desolación que dejaremos atrás nos destruirá a nosotros y a nuestra posteridad.
Creemos que somos el ser más inteligente, pero los animales saben que el medio ambiente los sostiene, nosotros lo explotamos como si hubiera abundancia infinita. Estamos cortando la rama en la que estamos sentados y definimos nuestro comportamiento como «progreso».
Incluso si podemos ver nuestra locura, no tenemos la determinación de cambiar de rumbo. Pues somos impotentes, nuestra única opción es sacar fuerza y ánimo, unos de otros.
Si nos esforzamos todos juntos para cambiar nuestros valores, de explotadores a considerados y de abusivos a solidarios, cambiaremos nuestro entorno social y eso cambiará nuestra forma de pensar. Esto y sólo esto, hará que cambiemos nuestro comportamiento hacia los demás y hacia animales, plantas, suelo y aire. Por eso, cambiar nuestras relaciones, nuestro enfoque mutuo, es la única forma de salvar al planeta y a nosotros mismos y de dar a nuestros hijos esperanza para el futuro.
Totalmente de acuerdo 🌹🙏 🙏 creemos que el ego que se ha adueñado de nuestras vidas es grandioso y solo es un monstruo estúpido, rabioso cobarde. Que pena 😔😔😔 muchas gracias 🌹 Dios los bendiga grandemente 🙏🙏🙏