Hace poco, The Guardian entrevistó a Inger Andersen, jefa de medio ambiente de la ONU. Según el periódico, Andersen dijo que la naturaleza nos envía un mensaje con la pandemia de coronavirus, que la humanidad ponía demasiada presión sobre el mundo natural, con consecuencias perjudiciales. Andersen advirtió que, si no cuidamos el planeta, no nos cuidamos a nosotros mismos.
Es cierto que estamos ejerciendo demasiada presión sobre la naturaleza. También es cierto que esta presión está destruyendo nuestro medio ambiente y perjudicándonos a nosotros mismos. Pero en mi opinión, las palabras de la señora Andersen encarnan nuestro mayor error: al decir que no cuidar el planeta es no cuidarnos a nosotros mismos, pone la carreta delante de los caballos. Somos nosotros, nuestras relaciones mutuas, lo que debemos atender primero. Cuando aprendamos a cuidarnos, aprenderemos a cuidar a la naturaleza. Cuando aprendamos qué es responsabilidad social, podremos cultivar la responsabilidad global. Mientras nos explotemos unos a otros, explotaremos a la naturaleza de la misma manera.
El coronavirus nos envía más de un mensaje. Quedarnos en casa y mantenernos alejados, es sólo el inicio. Es la etapa uno, donde la naturaleza nos habla como padre que nos reprende: «Han sido malos entre ustedes, así que vayan cada uno a su habitación». Ahora que estamos obligados a practicar el distanciamiento social, es hora de aprender la siguiente lección: acercarnos correctamente.
La gran limpieza
Para «limpiarnos» de las labores que nos restituyen a nuestros lazos anteriores, la naturaleza, con su fiel mensajero, el COVID-19, se asegurará de que no podamos regresar a nuestros compromisos y hábitos pasados. Seguirá persiguiéndonos hasta que aceptemos la nueva realidad, hasta que admitamos que nos equivocamos y preguntemos, ¿cómo quiere la naturaleza que nos comportemos?
Cuando aceptemos que el problema somos nosotros, veremos que; reemplazar los combustibles fósiles con energía renovable, no resolverá nada. De hecho, estamos arruinando el planeta con el uso exagerado de combustibles fósiles, madera, contaminación de cuerpos de agua dulce y océanos, agotamiento de recursos naturales, extinción de animales y destrucción de hábitats de vida silvestre.
Pero lo hacemos, no porque no seamos conscientes del daño que causamos; lo hacemos porque no nos importa. No necesitamos ayudar a la naturaleza; necesitamos cambiar nuestra propia naturaleza. Si no queremos cambiar, la naturaleza nos obligará a hacerlo a su manera. El COVID-19 no es más que el preludio, no es la ópera. Si no entendemos el mensaje que nos llega, la ópera se convertirá en una gran tragedia.
Así que, ahora que estamos separados, aprendamos a conectarnos correctamente. La primera regla general es que, si es más de lo que realmente necesito, es demasiado y exploto a la naturaleza y a los demás. La segunda regla general es que, sea lo que sea que yo haga, ya sea dar o recibir, lo hago para beneficiar a la sociedad.
Así como la naturaleza es un sistema inclusivo, debemos desarrollar una cosmovisión inclusiva que tenga en cuenta a toda la gente. La sociedad sabe lo que necesita y recompensa con respeto y reconocimiento, a quienes contribuyen. Gradualmente, estos elogios reemplazarán las señales de éxito prevalecientes y egocéntricas, como riqueza extravagante, poder y falso sentido de superioridad.
Al planificar cuidadosamente nuestros pasos hacia un mundo de conexiones positivas, construiremos un mundo, en todos los sentidos, superior a nuestra sombría realidad. Al cultivar lazos de amistad y responsabilidad mutua, podremos despedirnos del viejo mundo.
De hecho, es infinitamente más satisfactorio sentir a toda la sociedad y, a través de ella, a toda la realidad, en lugar de limitar el mundo a la realidad que percibo, cuando lo único que tengo en mente soy yo.
La naturaleza, también conocida como realidad, nos introduce a un mundo donde podemos elegir, entre ser buenos estudiantes y aprender de manera fácil y placentera o niños rebeldes que aprenden en contra de su voluntad, pero que al final agradecen a su maestro. Cualquiera que sea el caso, la naturaleza no será suave con nosotros hasta que aprendamos.
Es correcto, pienso como y de qué manera podemos ayudar a cuidarnos para saber que a la naturaleza la debemos de tratar aún mejor.
Gracias Dr. Laitman, es un excelente artículo que nos hace reflexionar y nos obliga a actuar…..